La noche de los privilegiados
Ante la celebración y visibilización del discurso de Joaquin Phoenix en la noche del Oscar, pude observar —sobre todo en redes— el fin de semana un par de audaces críticas al propio Phoenix por “hablar desde su privilegio”. Sí, me sorprendió. Claro que cualquier superhéroe del momento puede ser criticado o incluso rechazado gracias a nuestro libre albedrío. Y efectivamente Phoenix es un actor de Hollywood, entendiendo que el contexto de su “privilegio” es estar, pertenecer y trabajar en la más potente industria del cine mundial.
Personalmente me encantó, creo en lo que dijo; sin embargo, a estas alturas del partido o de los tiempos, tribunas como la de la noche del Oscar que cuentan con millones de espectadores en todo el mundo (aunque en el 2018 se registró una baja histórica) deben ser usadas (es más, es obligación) para dar voz a todas las causas que han sido silenciadas. No nos vayamos tan lejos, aún comentamos la actuación —en el corazón del Estados Unidos de Trump— de las latinas Shakira y Jlo en el Super Bowl.
Phoenix era un “strike” cantando. “The Joker” nació con estrella, el Oscar a Mejor actor lo celebrábamos desde antes, pero que en un momento histórico como el que vivimos, el polémico actor utilice su voz —que hoy es la de millones— para hablar sobre la desigualdad, equidad, derechos humanos, derechos animales, amor y compasión. Ese actor merece todo mi respeto.
Siempre los “haters” o detractores nos dejan en claro que hay mucho que hacer para tener avances evidentes. Romper paradigmas nos cuesta enfermedades, deshacernos de lo que somos nos aterra —aunque lo que somos mate a otras especies— y al mismo tiempo nos da miedo tirarnos al vacío. Estamos en época de deconstrucción para aspirar a la sobrevivencia, pero esta deconstrucción no es como en las películas, implica un proceso profundamente de consciencia y reflexión, doloroso porque trastoca el “ego”. Entonces reaccionamos en lo individual y en lo colectivo.
Gracias Joaquín Phoenix, gracias Marlon Brando —otro horrendo privilegiado— por usar la tribuna para visibilizar en 1955 la agresión a las culturas originarias, la actriz Vanessa Redgrave en 1978 defendió el activismo palestino, Richard Gere el Tibet, Michael Moore en 2003 criticó la horrenda Guerra en Irak, Leonardo DiCaprio habló en 2016 sobre el cambio climático y Javier Bardem el año pasado defendió nuestro idioma. Todos ellos, desde su privilegio.