Ideas

La miseria de la oposición

Hace bastante más de un año que se podía percibir un incremento de la fuerza electoral de Morena, de manera que la conveniencia de que se redujera su presencia en el Congreso de la Unión no se veía tan fácil.

No faltó quien opinara lo contrario, aunque con el tiempo hemos llegado a concluir que se basaban más que nada en la Divina Providencia y no en un análisis serio de la situación. Esta idea que todavía prevalece en algunos de que, como ellos son los buenos, Dios debe ayudarlos forzosamente a conseguir sus fines…

No faltaron, comoquiera, interesados en procurar un sano equilibrio en la representación popular de las fuerzas políticas, que intentaron rebajar la de Morena mediante la posibilidad de ganar en algunos distritos electorales puntuales, proponiendo y respaldando a personajes de reconocida probidad, sin importar su filia política, pero se enfrentaron con la tacañería de siempre y la prudencia de no exhibirse como opositores…

De hecho, las manifestaciones de oposición salieron contraproducentes: tiendas de campaña vacías en el Zócalo de la CDMX, desfiles de coches de lujo a claxon batiente y sobre todo una larga serie de ataques al presidente plagados de insultos desangelados y carentes de sustancia más bien dieron lugar a que se les volteara el “chirrión por el palito”. Finalmente, al llegar la hora de la verdad, se dio lugar a campañas electorales en dos direcciones asaz contraproducentes: denostar al gobierno sin ton ni son y hablar de las maravillas de cada quien.

Destaca, por ejemplo, que el PAN no se muerda la lengua, (después del desgarriate traidor y ultracorrupto de su “docena trágica” en el gobierno), hablando sin más del “mal gobierno actual” sin hacer un solo señalamiento preciso que lo demuestre… O el PRI, que ahora embiste contra el Nacionalismo Revolucionario que lo enalteció antaño y dejaron que les arrebatara López Obrador… mientras su gobierno, ya bien asociado con el PAN saqueó y cedió la soberanía nacional a más no poder. 

No cabe duda de que una buena y eficiente oposición debería empezar por enmendar sus principios que nos dejaron en tan lamentable estado y, a partir de ahí, proponer lo que debería de hacerse con un espíritu verdaderamente mexicanista.

En fin, la ilusión de que mermara la fuerza del gobierno en la Cámara de diputados se fue por el caño y, al cuarto para las doce, ese racista y cosas peores que preside el Instituto Electoral, ahora que la creciente ola de Morena resulta que parece crecer aún más, en vez de disminuir, lo mismo que la popularidad del Presidente, el hombre tiene la brillante idea de sacarse de la manga una desesperada regla para limitar el número de diputados de un solo partido; es decir, establecer un freno a la voluntad popular.

Es en verdad una medida desesperada que muestra sencillamente que “el miedo no anda en burro”.

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