La migración, oportunidad estratégica para México
La migración se ha convertido en los últimos años en tema negativo en el debate en la política interior de muchas naciones, cuando en realidad, si se analiza con cuidado, representa una oportunidad enorme para naciones como México.
Grandes mitos rodean al fenómeno, al grado que se percibe erróneamente a los migrantes como riesgo o competencia, cuando hacen una contribución económica extraordinaria en los países donde están trabajando.
En el mundo de hoy la migración es y será un factor estratégico para el desarrollo de las potencias actuales y emergentes; Japón pierde población nativa, China se enfrentará a un decrecimiento, Europa sustenta su crecimiento en la inmigración y Estados Unidos sostiene el propio con base a lo inmigrantes en su mayoría de origen mexicano y centroamericano, mientras México está en proceso de convertirse en una nación cuya población envejece, y pronto requerirá de fomentar la inmigración para sostener su crecimiento.
Se calcula que en el mundo existen 250 millones de migrantes, que representan un 3.4% de la población mundial y que contribuyen con un 9% del PIB mundial. En México, la población extranjera que vive legalmente aquí representa el 1% de la población total mientras la población emigrada es de más del 10% del total. Lo que nos convierte en un país de migrantes.
El tema migratorio, a pesar de su importancia, ha sido tratado de forma fragmentaria durante décadas y ahora se ha convertido en un asunto crucial para el futuro. Con más de 12 millones de personas emigradas, somos el segundo expulsor de migrantes sólo detrás de India, que tiene 15 millones de emigrantes.
Y ahora nos hemos transformado en país de tránsito de cientos de miles de centroamericanos, y lo más importante de cara al largo plazo, en un país de destino de la migración internacional. Mucha gente quiere venir aquí por muy diversas razones: se cuentan por cientos de miles quienes desean vivir por largos periodos entre nosotros, además, están los mexicanos nacidos en Estados Unidos que regresan a México a vivir definitiva o temporalmente, muchos de ellos son niños y jóvenes.
Ellos contribuyen a que la población inmigrante se mantenga en crecimiento, ahora 1.2 millones de personas son inmigrantes regulares en nuestro país y esa cifra se mantendrá en crecimiento, lo que convierte a este segmento en un factor esencial para el desarrollo futuro del país.
La experiencia mexicana en el tema es amplia y se encuentra actualmente en un proceso de revisión. A abril de 2018 cuatro agencias del Gobierno mexicano se han involucrado en la aplicación de la ley, el control migratorio, y la protección humanitaria, aumentando la capacidad operativa: el Instituto nacional de Migración INM, la Guardia Nacional, la Comisión de Ayuda a Refugiados COMAR, y el DIF.
Además de las labores de cooperación internacional mediante la Agencia Mexicana para la Cooperación con programas de asistencia en Honduras y El Salvador. En conjunto, se enfrentan al complejo desafío de aplicar medidas de contención en las fronteras y propiciar nuevas medidas de fomento al desarrollo para prevenir y regular el fenómeno.
El reto es pasar hacia el desarrollo de una política de más amplio espectro que coloque a la persona como fin en sí mismo. Estamos muy lejos aún de contar con la solidez institucional que respete los derechos y genere un trato ordenado y digno, pero esa experiencia es en sí misma la oportunidad de crear un nuevo modelo de política migratoria, sostenible que gestione los flujos de un fenómeno que dentro de pocos años será esencial para obtener más población joven.
La migración es y será un fenómeno positivo para México, si lo sabemos gestionar y comunicar adecuadamente hacia dentro y fuera del País. Para ello es necesario alinear una visión estratégica que coordine los esfuerzos oficiales y las iniciativas sociales en dirección de tener una migración ordenada, segura y regular que contribuya cada vez más al bienestar de las comunidades.
En ese sentido habrá que dejar de ver a los migrantes como amenaza o competencia para que sean percibidos como lo que son: aliados estratégicos para el desarrollo. Habrá que dejar de impulsar decisiones de corte policial y establecer mecanismos para fomentar el trabajo temporal en Estados Unidos, Canadá y México; fortalecer la protección humanitaria y profesionalizar a las agencias de migración enfocándolas al cuidado y no a la represión de las personas e invertir en el desarrollo a largo plazo para que los migrantes se integren a las comunidades.
Este es un país de migrantes, lo de aquí y los de fuera, que requiere verlos como lo que son un factor positivo para un futuro mejor.
luisernestosalomon@gmail.com