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La mano que mece el balón

Al ingeniero Javier de la Torre, el entrenador más ganador en la historia de Chivas, le gustaba contar una anécdota acerca de su madre.

“El ingeniero era de Aguascalientes y había venido a Guadalajara a estudiar, por eso su madre casi nunca podía venir a ver los juegos de Chivas”, recuerda el periodista Jaime García Elías. “En una ocasión que el Guadalajara jugó en León, que está muy cerca de Aguascalientes, el ingeniero finalmente pudo invitar a su madre a un partido. Todo transcurrió bien, pero al final del juego, cuando De la Torre llevó a comer a su madre y le preguntó qué le había parecido el partido, la señora respondió: ‘todo muy bien, hijo, pero creo que soy más famosa que tú’”.

Durante años las madres de los futbolistas fueron así: figuras que vivían en el semianonimato, muchas veces increpadas sin razón, pero con una importante influencia en la carrera de sus hijos.

En lo que es tal vez un caso único en el futbol, doña Celeste, la madre de Pelé, tiene una estatua en Três Coraç oes, el pueblo natal de “O Rei”, que la muestra embarazada de la futura leyenda del futbol.

Cuando Maradona rememora sus orígenes en Villa Fiorito, al Sur de Buenos Aires, nunca olvida mencionar que su madre, Salvadora Franco, fingía sentir dolor de estómago para no comer y permitir que sus hijos tuvieran raciones más grandes.

María Dolores dos Santos, la madre de Cristiano Ronaldo, intentó abortar a la futura estrella, pero eso no le impidió convertirse en una de las figuras centrales en la vida del futbolista, una posición que ocupa hasta el día de hoy.

Quien haya visto a Messi festejar un gol ha atestiguado también la relación especial que el futbolista tenía con su abuela, una figura casi materna para él. Cada vez que el futbolista del Barcelona anota un gol, apunta hacia el cielo con los índices de ambas manos, dedicando sus anotaciones a la señora Celia Oliveira Cuccittini.

Uno de los grandes “hijos de mami” del futbol es Francesco Totti, que no por nada es apodado “Er Puppone” (”El niñote”) en Italia. La decisión del futbolista de pasar toda su carrera en la Roma es atribuida por muchos a su madre, Fiorella.

“En una ocasión, hace 29 años, unos representantes del Milan se presentaron en casa. Querían que fuera parte de su equipo a toda costa. Mi madre alzó los brazos al cielo ¿qué creen que les dijo a esos señores?”, escribió hace poco tiempo Totti. No hace falta esforzarse mucho para imaginar la respuesta.

La era de la celebridad y las redes sociales han traído un cambio en el comportamiento de algunas de las madres del futbol.

Nicoló Zaniolo, joven jugador de la Roma (el mismo equipo de Totti) atrajo la atención de los medios de comunicación hace unos meses porque el futbolista hizo pública su molestia por el uso de redes sociales de su madre, Francesca Costa, a quien le gusta publicar fotos sugerentes en Instagram.

“Basta, mamá, ¿qué haces con esa boca? Tienes 40 años”, se indignó el joven futbolista ante una fotografía que mostraba a su madre frunciendo los labios.

Con un significado ligeramente distinto, la madre de Zaniolo podría repetir la frase de la madre del ingeniero de la Torre: “Hijo, creo que soy más famosa que tú”.

Los tiempos pueden cambiar, pero la complicidad entre los futbolistas y sus madres se mantiene como uno de los aspectos más importantes y menos conocidos en el futbol.

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