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La mañanera se impone a Sheinbaum

Lancé aquí el lunes pasado la incógnita de si el Presidente Andrés Manuel López Obrador empezaría a bajar gradualmente el alto perfil que ha mantenido a lo largo de su sexenio con su rueda de prensa mañanera, para ir dejando espacio y hacer sentir que ahora sí Claudia Sheinbaum, ya como virtual Presidenta electa, empezaba a ejercer y hacer uso pleno del bastón de mando que simbólicamente le entregó cuando ganó a las “corcholatas” en la prematura, y fuera de los tiempos legales, contienda interna morenista.

Transcurrida la primera semana y pese al récord histórico de 35 millones 923 mil 996 votos que alcanzó la que será la primera presidenta de México, AMLO no sólo no bajó un ápice su protagonismo, sino que siguió utilizando su púlpito mañanero para buscar marcarle la agenda a la que fue su consentida en la carrera por la candidatura presidencial de Morena.

Tal vez para no dejarse eclipsar por la poderosa sombra de López Obrador, pero sin mandar ninguna señal de rompimiento con su mentor político, Sheinbaum cumplió su primera semana luego de haber ganado abrumadoramente la elección presidencial con una agenda que también le dio amplia visibilidad al ratificar al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, al sostener una conversación en inglés con la directora general del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva y otros inversionistas, y al hablar de la posibilidad de abrir un proceso de parlamento abierto para la reforma del Poder Judicial y el resto de las reformas incluidas en el llamado “Plan C” que envió López Obrador el pasado 5 de febrero.

El diseño de esta agenda tuvo como objetivo principal calmar el nerviosismo que causó en inversionistas y en los sectores empresariales que no comulgan con el Gobierno de la 4T, que los morenistas y aliados hayan logrado la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y casi en la de Senadores, y que en septiembre que se instale la nueva Legislatura Federal se saquen en fast-track esas iniciativas que pondrían en riesgo la independencia de la Corte, del INE y la existencia de organismos constitucionales autónomos.

Ese nerviosismo de los capitalistas se expresó en el ya nombrado “lunes negro” del día siguiente de la jornada electoral del 2 de junio, cuando la Bolsa de Valores tuvo un desplome como no se daba desde el inicio de la pandemia en el 2020, y la depreciación del peso frente al dólar.

Cuando parecía que los posicionamientos de Sheinbaum y del Secretario de Hacienda ratificado estaban dando cierta tranquilidad, vino la declaración de Ignacio Mier, líder de la bancada de Morena, quien dijo que irían con todo por el “Plan C”, y luego la del Presidente desde el púlpito mañanero el viernes pasado, donde dijo que el nerviosismo por las reformas al Poder Judicial, es porque se les acabarán los privilegios y los jueces, magistrados y ministros sometidos por las mafias de la delincuencia organizada y de cuello blanco.

Así, se impuso el potente discurso presidencial mañanero sobre la agenda de moderación de Sheinbaum y el peso mexicano terminó depreciándose 8.19 por ciento en una semana al pasar de 16.97 a 18.36 por dólar por la aplanadora morenista que los mexicanos le volvieron a dar a la 4T.

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