"La llevada"
El día doce de este mes se volverá a realizar (escribo esto el miércoles nueve) la llevada de la imagen de la Virgen de Zapopan a su basílica, después de su visita veraniega a tos templos de nuestra ciudad.
Habrá desde luego a muchos que no les guste o que incluso les moleste, cada quien la considerará de diferentes formas y calificará a los asistentes como le pegue la gana; muchos periodistas o autoridades civiles e incluso religiosas calcularán la asistencia, con grandes variedades en los resultados que pregonan, a mi siempre me ha llamado la atención cómo demonios pueden calcular, desde luego, como no es certificable, pero lo que no creo que nadie dude es que se trata de un gentío y póngale el número que le guste, el hecho es que esa masa de gente, el número que sea, se reúne anualmente convocado por la devoción de la pequeña imagen de la virgen zapopana, porque aunque muchos quisieran adjudicarse el merito de convocar a la peregrinación creo que es la propia imagen la que se promueve y así, muchísimas familias y grupos de amigos concurren por la razón más sobrenatural que existe: porque les pega su regalada gana, no se requiere nada más.
Desde luego que tendrán que recibir de quienes quieren apoderarse del festejo consejos de cómo comportarse, de que hacer o de cómo hacerlo, pero parafraseando a Cervantes Cada quien en su oficio puede alabar a Dios.
A mi me llaman particularmente la atención los danzantes, que multudinariamente asisten y bailan en honor a La Generala desde la noche anterior, la acompañan danzando y que permanecen haciéndolo todo el día siguiente de la llevada y para mi ese es un acto de amor evidente, podrá el danzante ser un hijo de la mañana en su casa, podrá ser mala persona, no pagar sus deudas, ser borracho o lo que usted quiera, pero en ese tiempo en que danza está realizando un acto de amor a la figura, un acto singular de bienvenida de la taumaturga imagen a su casa y eso me hace evocar cuando era muy niño en la llegada a cada templo iban por delante grupos de danzantes, no solo durante la llevada sino toda la visita a la ciudad, alguien más se acordará.
Me gusta particularmente y me emociona asistir a la Catedral fuera de oficios relacionados, cuando muchas personas, en la soledad de su devoción, sin otra relación con la figura materna cantan, como tal vez ellas escucharon alguna vez a alguien alabanzas cantadas que estoy seguro habrán sido recogidas o grabadas por algunas personas que guardan costumbres populares ¿Quién esa estrella, que a los hombres guía?, la reina del cielo, la Virgen María, me encanta y quisiera algún día quitarme mis prejuicios y tener una voz aceptable para cantarlas o aquellas mañanitas de “Buenos días paloma blanca, hoy te vengo a saludar, saludando tu belleza en tu reino celestial”.
Que quiere, muchos gozamos la llevada.
@enrigue_zuloaga