La legendaria ganadería de San Mateo regresa a la Plaza México
13 de enero de 2019. La ganadería de San Mateo, legendaria y cimiente del toro bravo en nuestro país, regresó a la Plaza México con una corrida de toros como dictan los cánones: toros bravos, sobre todo el segundo, el tercero y el sexto -que fue el mejor de todos- y cada uno de ellos con edad, peso y trapío. Y para coronar la tarde, la faena de Gerardo Adame al sexto de la tarde estuvo llena de emoción y de valor. Adame, un joven torero que de continuar toreando así será sin duda una figura de la fiesta brava.
Acerca de San Mateo, dice Agustín Linares en su libro “El toro de lidia en México”, que las ocho letras que integran las dos palabras “San Mateo”, encierran para la historia taurina de México tradición, solera y prestigio.
Recordemos que con toros de la ganadería de San Mateo se dio la primera corrida en la Plaza México, el 5 de febrero de 1946, alternando aquella tarde nada más y nada menos que “El Soldado”, Manolete y Luis Procuna. Sin embargo, luego de haber lidiado innumerables ocasiones, la última aparición de San Mateo fue en el año 2001. Entre tanto y a la fecha se lidiaron toros de sus ganaderías hermanas San Marcos y San Lucas.
La tarde de ayer constatamos, por sus cualidades, bravura y presentación, que toros como los de San Mateo deben ser indispensables en todas las plazas de nuestro país.
Federico Pizarro se despidió de los ruedos, cortándole una oreja a su segundo toro, un berrendo muy bravo, que fue de lejos al caballo y a pesar de que se ensañaron en la puya, picándolo tres veces, el toro embistió con bravura los pases de un torero de facultades ya menguadas. Para el recuerdo el abrazo de Pizarro con su padre cuándo esté le cortó la coleta, a quien le dijo entre lágrimas: “tú eres de quien he recibido todo, estuviste en mi primera corrida y hoy que es la última también estás conmigo, te quiero, papá.”
Fermín Rivera no tuvo suerte con los toros de su lote, siendo muy bravo el primero, más no le pudo por no correrle la mano. Es un buen torero, voluntarioso, pero hoy no fue su tarde. Así son las cosas en esto de los toros.
Gerardo Adame estuvo de gran toreo. A su primer toro le dio unos lances andantes con el cuerpo recogido, meciendo suavemente el capote sobre la arena. Torero valiente que a sus dos toros los toreó por debajo de los pitones, con muchísimo valor. La mejor faena la hizo al sexto de la tarde, cuando la lluvia comenzaba a arreciar y los que presenciábamos su arte en medio de la adversidad del clima, nos convencimos de que ahí hay un torero.
Cuando en la fiesta de los toros se conjugan la materia prima y el artesano, el toro bravo y el torero, el resultado es una lidia donde la belleza y la poética del arte exultan el alma de los que tienen la oportunidad de vivirlo. Enhorabuena a los ganaderos de San Mateo.