La indiferencia hace llorar
Me hubiera gustado conocer a Mónica en otro momento, sin embargo la conocí llorando.
La primera imagen que tengo de ella es algo peculiar, pues mientras en una mano sostenía su medalla de oro conseguida en los Juegos Parapanamericanos de Lima, en la otra cargaba una servilleta de papel con la que recién se había limpiado la nariz.
Si hubiéramos tomado una foto de aquel instante y la hubiéramos compartido sin mayor contexto, cualquiera habría pensado que Mónica lloraba de felicidad, que su hazaña deportiva la había conmovido al grado de soltar esas lágrimas.
Sin embargo nada habría estado más alejado de la realidad, pues si aquella tarde hubo llanto en el rostro de Mónica, la razón de eso fue la tristeza y la indiferencia que sintió durante su camino a estos Juegos Parapanamericanos.
Fue frente a las cámaras que esta mediofondista de Jalisco se quebró por haberse sentido desprotegida rumbo a Lima. Primero señaló a su equipo interdisciplinario y después se fue contra los directivos del deporte a nivel nacional, a quienes les pidió mayor compromiso con sus atletas.
“Solamente nos quieren apoyar cuando estamos cerca del evento, siendo que el apoyo lo necesitamos todo el tiempo, no nada más una semana, dos semanas o un mes antes de la competencia”, reclamó Mónica Rodríguez.
Entre tanta algarabía por los grandes resultados que ha obtenido México en las últimas justas continentales, pudiera parecer que todo marcha a la perfección con nuestros atletas, pero el sentimiento de Mónica se entiende cuando se analizan a detalle las repercusiones que han tenido las últimas acciones de la Conade.
Un ejemplo puntual de esto son los recortes a las becas impulsados por Ana Gabriela Guevara, mismos que si bien no afectaron a Mónica, sí perjudicaron a 62 de los medallistas que tuvo el país entre los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de Lima 2019.
Es decir, más de seis decenas de nuestros mejores deportistas subieron al podio sabiendo que en su país no los consideraron dignos de un mejor apoyo económico, y eso a la larga hace llorar a cualquiera.