La humildad de Colosio y la ambición de Samuel
Ya lo había declarado con anterioridad -sobre la posibilidad de buscar la nominación de Movimiento Ciudadano (MC) para la Presidencia- pero más recientemente lo dijo el 7 de junio a la agencia española de noticias EFE: “Ahorita estamos concentrados en Nuevo León, sobre todo este momento tan importante para Nuevo León que requiere un gobernador concentrado 100% en el Estado, por lo que no me voy a engolosinar con el 2024”, dijo Samuel García y sentenció que su mira está puesta en la contienda del 2030. No habían pasado 90 días -el pasado 25 de agosto- cuando -en este mismo espacio lo señalamos- el gobernador neoleonés “sacó” la cabeza y puso un pie en el pedestal naranja. Lo que habló brevemente el gobernador Samuel García el lunes por la noche en un evento del Instituto de la Juventud dejó volar la imaginación por el “espacio” político. Fue claro al señalar que el siguiente Presidente tiene que ser un joven que represente a los 10 millones de nuevos votos que cumplieron 18 años en el último sexenio. “Y fíjense la ironía de la vida, y por eso no quería dejar de venir a este evento, ¿sabían ustedes que la Constitución federal de México prohíbe a los jóvenes participar para la Presidencia? Hay un artículo que establece que para ser Presidente de la República tienes que tener 35 años o más el día de la elección, por eso llega puro viejillo, ¿pero adivinen qué? Tengo 35”. Y tomó vuelo y cuestionó a los jóvenes neoleoneses, con mensaje subliminal a la juventud mexicana: “¿Quieren un Presidente joven con nuevas ideas o lo de siempre? ¿Quién va a representar esos jóvenes? ¿Quién va a hablar de energía renovable, de cambio climático, de nearshoring, de infraestructura verde, de carros eléctricos?”. Y hasta ahí quedó.
En la órbita de MC cuando se habla de ir solos como partido a la contienda electoral del próximo 2 de junio, solamente hay dos nombres que se barajan con insistencia, el del actual gobernador -que de antemano se había descartado y luego se candidateó- y el del alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas. Bueno, con el hijo del extinto candidato presidencial por el PRI -asesinado el 23 de marzo de 1994 en Tijuana- su posición es opuesta. Esta semana se le preguntó sobre esa posibilidad y con una madurez personal y política, mencionó las tres razones por las que no le interesa colocarse en esa posición. La primera, porque no es el momento adecuado, ya que lleva poco tiempo de haber ingresado a la política y necesita madurez personal y profesional. La segunda, “porque no quiero ser quien divida a la oposición, que tiene genuinas intenciones de cambiar el rumbo del país. No voy a entrar en esa riñas inconsistentes y no voy a ser artífice de la división de una oposición; sería irresponsable”. Y tercero, por su familia, pues sus hijos son pequeños “y son mi mundo. Ellos necesitan un padre”.
Luis Donaldo Colosio Riojas apenas tenía ocho años cuando asesinaron a su padre en Lomas Taurinas, a unos pasos de la frontera de San Isidro, California. Y casi ocho meses después -noviembre 18 de 1994 -falleció -de cáncer- su mamá Diana Laura Riojas. El haber quedado huérfano cuando apenas era un niño, el crecer sin la figura de sus padres, seguramente le hace recapacitar de la importancia de que sus hijos tienen que tener a su lado a su padre en su niñez, en su etapa de formación y pondera que buscar la máxima posición política en México lo alejaría de acompañar a su vástagos en ese paso. La decisión tomada primero habla de su integridad como persona y segundo de su madurez para entender que antes de intentar llegar a la Presidencia -aunque tiene el 40.1% de la preferencia de su partido-, hay otras prioridades -personales y familiares- que seguramente lo ayudarán a madurar aún más y buscar su oportunidad en el momento adecuado.
No es el caso de Samuel García, quien sin tener la preferencia, la experiencia, ni la capacidad, ha roto con su promesa, se ha dejado llevar por la ambición y lo único que va a lograr -en caso de que fuera el nominado de MC- sería coartar su carrera política -porque no ganaría- y en cambio si lograría la división y debilitación de la oposición.
¿Usted, qué opina?
Daniel Rodríguez
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