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La ganadora de la Presidencia

Estamos arribando al final de una larga trayectoria: el proceso electoral 2024. El domingo próximo serán las elecciones para elegir nada menos que a la sucesora de Andrés Manuel López Obrador. Cuando este texto aparezca nuevamente, estaremos comentando los resultados de la elección presidencial y también, lo que marque la voluntad de los jaliscienses para renovar a su Gobierno estatal, sus alcaldías y su Congreso.

Aunque lo contrario no debe ser sinónimo de infortunio, lo mejor para el país y para Jalisco es que los resultados de la elección resulten tan claros y distantes entre ganadores y quienes ocupen el segundo lugar, que no haya lugar para dirimir judicialmente la elección. De lo contrario, nos quedarán por delante varias semanas de incertidumbre y conflicto.

En ediciones anteriores de Palestra abordamos ya los riesgos y las posibilidades de los resultados electorales. No conviene, ni en son de broma, invocar a los escenarios más negativos.

En el ámbito de la contienda presidencial que es, sin duda, la de mayor interés en México y en el mundo, la cuestión más importante, planteada como más les interesa a quienes participaron en la Marcha Rosa del pasado 19 de mayo, es la siguiente: ¿Xóchitl Gálvez Ruiz puede ganar la Presidencia de la República?

El dilema es profundo especialmente para quienes pregonan que un segundo mandato de la llamada Cuarta Transformación resultará catastrófico para el país.

Revisemos con un mínimo de calma, si es que todavía queda un poco, antes de la jornada electoral del 2 de junio.

Sí, sí puede ganar la elección Xóchitl Gálvez. Pero sí, es más probable que la ganadora sea Claudia Sheinbaum Pardo, porque la base de ciudadanos que ha manifestado su preferencia por Morena es mayor, más constante y más incentivada.

Charlé días atrás, en otro espacio de comunicación, con el candidato a senador en Jalisco de la coalición que va con Xóchitl Gálvez, Francisco Javier Ramírez Acuña. En un momento dado de la charla, el ex gobernador de Jalisco anticipó que el domingo 2 de junio las casillas electorales no podrán cerrar a las 6:00 de la tarde porque deberán quedar abiertas para recibir el voto de más ciudadanos que estarán formados. En su pronóstico, anticipó que votarán más del 75% de los mexicanos que aparecen en el Listado Nominal de Electores.

No dijo Ramírez Acuña cuáles son los signos para anticipar tal escenario. Si ocurriera así, primero sería una auténtica fiesta democrática en México. La celebración nacional abarcaría mucho más que el resultado mismo. La legitimidad del proceso, después de un periodo tan largo y accidentado, sería incuestionable.

Quizás ocurrirían cosas inesperadas. Incluso, un triunfo no previsto en la contienda por la Presidencia.

Pero igualmente, pueden presentarse hechos indeseados en la jornada electoral, y lo más temido por todos los actores sociales y políticos es la violencia. Como dicen en las charlas populares: “Ojalá que no”. Pero en Estados como el nuestro, o en Michoacán, Tamaulipas, Veracruz, Guerrero, Zacatecas, Sinaloa, Sonora, Guanajuato y varios otros, es conocida la presencia y el interés de grupos delictivos que sí están presentes en las elecciones. Es otro escenario que no se desecha.

Quedan más aspectos a considerar: el voto de los indecisos, el voto que no se ha manifestado (voto oculto, le llaman) y claro, la capacidad de las autoridades electorales para encarar lo inesperado.

Vale desear una votación copiosa, un resultado incuestionable y un pronto paso de la elección a las nuevas administraciones. Suerte para todos, pero especialmente al futuro inmediato de México.

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