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La estrategia de AMLO para polarizar a la sociedad

Uno de los grandes pasivos del país con el que saldremos en estos años es la polarización social y eso no será accidental, pues ha sido buscada sistemáticamente por el Presidente López Obrador.

México tiene una historia caracterizada por épocas en las que las divisiones internas han producido conflictos que han arrasado nuestro territorio y causado destrucción y muerte.

Así han sido algunas de las transformaciones a las que alude el Presidente de la República.

La Independencia del país, a principios del siglo XIX, en realidad se consumó mediante una irrupción de los llamados criollos, los españoles que vivían en México, pero tras largos años de guerra que trajeron enorme destrucción.

La llamada Reforma ocurrió también luego de que los conflictos intestinos y la falta de una real identidad nacional dieran lugar a un país débil que poco pudo hacer ante la invasión norteamericana que costó la pérdida de más de la mitad del territorio.

El triunfo liberal en la Reforma tuvo también un costo de destrucción tras años de guerra.

Y la Revolución Mexicana, que produjo más de un millón de muertos en la segunda década del siglo XX, en realidad fue una secuencia de guerras internas. La dictadura de Díaz cayó en los primeros momentos, pero fueron los conflictos internos los que motivaron esa etapa tan destructiva.

Si vemos la historia del país en los últimos 200 años, las transformaciones de las que se siente tan orgulloso el Presidente de la República han sido etapas tremendamente destructivas y con resultados que en realidad cambiaron poco la estructura social del país.

Quienes nos formamos en las facultades de Ciencias Políticas o de Economía de la UNAM en la década de los 70 estudiamos la visión marxista de la historia.

López Obrador forjó su perspectiva en esos años.

Y esa filosofía considera que para que ocurra una verdadera transformación, hay que exacerbar las contradicciones de clase.

Para ellos, la polarización de la sociedad no sólo no es negativa, sino que es el medio a través del cual se expresa la lucha de clases.

Bajo esta visión, no se vería mal que estallara una crisis política que desestabilizara al país en la próxima elección presidencial, pues en la visión marxista quizás sería la manera de abandonar lo que en esa terminología se conoce como la “democracia burguesa”, la democracia formal, para darle el poder al pueblo.

AMLO no es un marxista. Se formó en esa cultura, pero creció en la política en la cultura priista y luego llevó esa visión al PRD y más tarde a Morena.

Pero a su alrededor sí hay quienes han mantenido la visión izquierdista de la política que se remonta a los 70.

Una crisis de esa naturaleza caería como “anillo al dedo” (como lo dijo AMLO respecto a la pandemia) a los propósitos de la “cuarta transformación”.

Si ya tuvimos costos muy altos las otras tres, su visión es que tal vez sea inevitable que también los haya en la cuarta.

Ojalá podamos librarnos de ese riesgo.

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Enrique Quintana

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