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La energía es el tema estratégico de la coyuntura

La guerra en Ucrania ha desatado una transformación mayor en los mecanismos globales de abastecimiento de energía, sobre todo en Europa, y desquició los mercados para llevar al petróleo y el gas a precios que amenazan con presionar la inflación. 

El hecho pone a prueba la transformación del modelo energético hacia las energías limpias; ya que por una parte, los precios son un incentivo para la migración a energías verdes, pero por otra parte, se anuncian nuevas inversiones para proveer de gas y petróleo evitando la dependencia del suministro ruso. 

Los Estados Unidos jugarán un papel fundamental como proveedores de energía en un contexto de precios altos y fortalecimiento de las relaciones con Europa. Para México el aumento de los precios deja un efecto agridulce ya que las importaciones de gasolina crecen mientras que las exportaciones de crudo se reducen. 

Y por otra parte, comenzó a costar a las finanzas públicas el mantener los precios de los combustibles artificialmente por debajo de los costos reales. Sin embargo, la circunstancia favorece a las propuestas de autodeterminación energética. El control por parte del estado del petróleo y la electricidad ha sido un tema recurrente en la agenda de la administración del Presidente López Obrador. Lo fue desde la campaña electoral y fue una parte importante en las negociaciones del TEMEC con el gobierno de Trump. 

Parte de los acuerdos alcanzados entonces, involucraron la decisión del Gobierno de México de mantener el control de la política energética, para fortalecer la presencia de las empresas estatales que son piezas fundamentales en el sector público mexicano. 

Las decisiones en ese sentido se encaminaron a fortalecer a Pemex y la CFE mediante inversiones financieras y materiales así como mediante cambios normativos. Son muchos los recursos que se han aplicado en ese sentido: desde las medidas fiscales para favorecer las finanzas de la petrolera hasta las inversiones en la nueva refinería, así como los programas de inversión en mejorar el desempeño de las plantas hidroeléctricas. 

En el campo normativo la llamada reforma eléctrica representa la pieza más importante de una transformación encaminada a dotar de mejores herramientas de control a las autoridades en el sector. 

La polémica desatada por las medidas previstas que afectarían a las inversiones realizadas por empresas que incursionaron en el mercado eléctrico polariza las opiniones con prismas políticos y electorales, dado que por una parte, las autoridades sostienen que muchos de los contratos celebrados se encaminaban a abusar de las condiciones por beneficios que consideran indebidos como la simulación en los contratos de autoabasto o la falta de pago del porteo de la electricidad. 

Mientras que, por otra parte, las empresas y parte del sector privado alegan que cualquier cambio en las condiciones representa un cambio de reglas y que la cancelación de los contratos representaría una especie de despojo de los derechos adquiridos. Como en todas las polémicas de este tipo, hay cierta razón en los argumentos de cada parte, y la solución podría enfocarse a resolver puntualmente los casos de simulación y supuestos abusos, mientras se mantenga el sistema de participación privada con regulaciones que brinden certidumbre a las inversiones. Pero las posiciones son aparentemente irreconciliables, sin embargo, hay indicios de que, ante las circunstancias el tema puede procesarse con sensatez negociadora.

En ese contexto de hechos inesperados que sacuden el sector de la energía en el mundo y las propuestas de cambios legislativos en México, las autoridades de los Estados Unidos han comenzado a analizar si las medidas que podrían ser aprobadas violan el TEMEC y darían lugar a litigios y arbitrajes internacionales. 

Estas circunstancias pueden convertirse en una oportunidad para fortalecer los intereses de México si se logra enfocar una propuesta de nueva política energética con una visión regional que permita hacer más eficiente el sector y mantener la autodeterminación. Nuestro país tiene las condiciones para jugar un papel más activo encontrando mecanismos de ventajas compartidas con los intereses globales manteniendo en todo momento la autodeterminación energética. Esperemos que en este  proceso de revisión de la política energética, se consideren las nuevas oportunidades que surgen de la coyuntura global de la producción y distribución de la energía. 

luisernestosalomon@gmail.com

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