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La duda naranja: ¿Xóchitl o candidato propio?

En el margen que nos da el trabajo cotidiano y en la oportunidad de no referirnos a los hechos de violencia que todos los días nos azotan, en este país estamos al tanto de que Xóchitl Gálvez Ruiz se convirtió, en las últimas dos semanas, en el auténtico rostro de la figura de oposición a la 4T para las elecciones de junio de 2024. Todos nos damos cuenta, incluidos los principales actores políticos de Movimiento Ciudadano y del Gobierno del Estado de Jalisco. Y esa es la cuestión: ¿Movimiento Ciudadano decidirá apoyar a Xóchitl Gálvez o finalmente el esfuerzo que hace Dante Delgado Rannauro inclinará la balanza a favor de una candidatura propia, totalmente derrotable, pero con el sello naranja?

Antes de ir adelante, sepamos de aritmética básica. Así como dos más dos da cuatro, es sencillo saber que cualquier candidato o candidata presidencial de MC perderá la elección el año entrante.

México se dirige a la velocidad de tobogán a una cuestión simplemente expresada: Seguimos con la “transformación” impulsada por Andrés Manuel López Obrador o cambiamos de rumbo. Lo enunciarán de varias maneras, pero la cuestión es así de irreductible.

Al llegar a la mitad de julio 2023 tenemos dos certezas:

1. La candidatura presidencial de Morena y sus aliados (Verte y PT) tiende a quedar en Claudia Sheinbaum. Si hay sorpresa, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López sorprenderán al país. Pero las sorpresas suelen diluirse, sobre todo si se fundan en esperanzas fatuas.

2. La oposición que trabajosamente han construido los partidos PAN, PRI y PRD, invitando a sectores sociales inconformes con la realidad, como la iniciativa privada y la academia, tiene claramente una opción, la de Xóchitl Gálvez Ruiz, la senadora que hasta hace un mes anunciaba públicamente que pretendía ser candidata del PAN a la jefatura del Gobierno de la Ciudad de México, aún sin ser militante de este partido político.

A partir de esto, claramente y a pesar de todos los rumores, los más cercanos al gobernador Enrique Alfaro Ramírez (y él no es ningún neófito en materia de elecciones) seguro empezaron a hacer un diagnóstico: Xóchitl puede ser candidata, incluso -sorpresa- podría ganar la elección. ¿Qué le conviene al alfarismo y a MC? ¿Qué siga el proyecto lopezobradorista (eso de la transformación es un discurso, ya despertemos)?

Como en el billar, la carambola es posible. Con el lopezobradorismo que defenderá Claudia Sheinbaum, MC y el alfarismo entran en hibernación: permanecen, pero no crecen.

Con la alternancia y el fin del experimento morenista, Movimiento Ciudadano crece.

Todo el discurso de conservadores y liberales; oligarcas y pueblo sabio. Todo eso carece de bases. La movilización social ofrecida por el Gobierno obradorista es falsa. No hay crecimiento para los que menos tienen. No existen oportunidades, con todo y becas, de salir del círculo de pobreza. Acaso se mantiene la situación, y siempre apoyada por ese bono económico que milagrosamente esperamos de las remesas extranjeras.

Lo que han propuesto primero, el senador Clemente Castañeda, y lo que insinuó después el gobernador Enrique Alfaro, sobre una “revisión” a la candidatura de Gálvez Ruiz, no es desechable.

¿Un candidato presidencial de MC? ¿Relanzar al gobernador Alfaro? La tentación es evidente. Es la duda.

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