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La deuda histórica de Zapopan con la ciudad y con Fernando González Gortázar

Hacia 1984 el ayuntamiento de Zapopan le encargó al arquitecto y escultor tapatío Fernando González Gortázar una “puerta”, simbólica y funcional, de acceso al territorio que dentro de la Gran Guadalajara está bajo la jurisdicción municipal zapopana. Al efecto, González Gortázar proyectó y ejecutó la obra de referencia. Consiste en un puente peatonal provisto de una pérgola con enredaderas, una fuente monumental y un gran pórtico que recibe y despide a quien pasa. Todo esto ubicado al poniente del arroyo de Atemajac, en el cruce de las avenidas Ávila Camacho y Patria.

Allí estuvo durante muchos años la pieza en cuestión. Es una parte significativa del legado tapatío del artista, uno de los autores jaliscienses contemporáneos con mayor relevancia nacional e internacional. Cuando se comenzó a construir por la Federación la línea 3 del Tren Ligero hubo “necesidad” de remover el puente. Así, fue desarmado y desapareció de un día para otro rumbo a alguna bodega municipal. Tras luego estar un lapso perdido, fue afortunadamente vuelto a localizar. Entonces, el ayuntamiento de Zapopan se comprometió institucionalmente a reubicar el puente en un lugar adecuado, con  el obvio concurso del artista. Varias alternativas fueron evaluadas, y se encargó al arquitecto la reinstalación del puente en el cruce de la avenida Las Américas con la de la Patria. El arquitecto estudió el asunto y dibujó los planos correspondientes. Y allí, inexplicablemente, la autoridad dejó las cosas. La Puerta de Zapopan está, hasta el día de hoy, en el limbo.

Ahora existe una coyuntura favorable para que la reconstrucción del puente, en el sitio anteriormente seleccionado y estudiado, se lleve a cabo. Se trata del gran proyecto zapopano para instaurar un parque lineal y bosque de galería a lo largo del cauce del arroyo de Atemajac, límite entre los municipios de Guadalajara y Zapopan. El desarrollo de la intervención y su consiguiente costo son de gran calado. La obra principia, al poniente, desde la avenida Acueducto y termina, en esta primera etapa, en la avenida de Las Américas. (La segunda etapa corresponde al tramo del arroyo de Atemajac que va de la avenida Ávila Camacho hasta Federalismo y luego a la Barranca de Oblatos.) Precisamente en el cruce de Américas y Patria, como se mencionó antes, es la ubicación idónea y acordada de la Puerta de Zapopan. Así que, dado el costo relativamente marginal de la reinstalación del puente, es más que factible la recuperación patrimonial de éste. Su incorporación al proyecto serviría como remate integral y conmemoración para la gran intervención actualmente en curso en el cauce del arroyo.

La escultura pública no es un lujo. Cuando tiene valía artística y calidad constructiva forma parte de un acervo cultural que le da indispensables señas de identidad a la comunidad. En este caso, además, se trata de saldar una deuda con la ciudad y con el artista que fue contraída cuando la Puerta de Zapopan fue retirada de su lugar original. Esperemos que el Ayuntamiento de Zapopan tenga la lucidez, la disposición y la coherencia necesarias para rescatar, en beneficio de toda la ciudadanía, esta notable obra de Fernando González Gortázar.

jpalomar@informador.com.mx

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