La defensa coja del sector salud
El Seguro Popular incluía la posibilidad de que hospitales privados dieran tratamientos que el sector salud no podía, dado que la demanda de los mismos podía rebasar la capacidad de las instalaciones gubernamentales. Por ejemplo, en cáncer de mama.
En Jalisco, gente involucrada en la atención de ese mal calculaba que durante el sexenio anterior llegó a tres mil el número de mujeres en lista de espera para ser tratadas por esa enfermedad. Por ende, claro que era una buena opción que nosocomios privados solicitaran su incorporación al Seguro Popular para atender mujeres con cáncer de seno.
Sin embargo, el Seguro Popular no funcionaba en Jalisco como hoy tantos defensores de ese sistema sostienen.
El siguiente testimonio es de primera mano. Omito detalles específicos para no exponer a mis fuentes.
Uno de los hospitales privados que estaba dado de alta en Jalisco para recibir mujeres con cáncer de mama, de repente vio que la Secretaría de Salud de esa Entidad dejó de remitirle pacientes. De la decena de enfermas que incorporaban al mes, de pronto el número pasó, sin mediar explicación o clausura alguna, a cero.
Los directivos de esa clínica buscaron una cita con Antonio Cruces Mada, en ese tiempo secretario de Salud de Jalisco. Luego de semanas de intentarlo, por fin pudieron estar frente a frente con el funcionario.
A Cruces Mada, médico de profesión, se le hizo el extrañamiento de que se cancelara la remisión de pacientes. El funcionario informó que ya no enviarían más mujeres a tratarse a esa clínica argumentando que el Sector Salud se quedaría con esos tratamientos. Se le hizo ver que las instalaciones oficiales estaban rebasadas, pues la lista de espera, como ya se dije líneas arriba, era de tres mil mujeres. Cruces Mada desestimó la gravedad de tal situación.
—“Una vez que le detectas cáncer a una mujer, puede esperar cinco años sin que le pase nada. Yo soy doctor y a esto me dedico”, repuso Cruces Mada.
—“¿Cinco años? Siempre y cuando no sea tu mamá”, alcanzó a contestar, sin salir de su indignación, el interlocutor del funcionario.
Esos directivos elevaron su reclamo a las oficinas centrales del Seguro Popular en la capital del país, mas no obtuvieron respuesta. Alguien protegía a Cruces Mada, consentido del entonces gobernador Aristóteles Sandoval. Puedo atestiguar que por entonces los señalamientos a Cruces Mada eran un rumor a gritos en los pasillos del sector salud federal.
Para los lectores que no lo sepan, cabe recordar que antes de ser secretario de Salud, Cruces Mada fue desde 2013, ni más ni menos, el encargado del Seguro Popular en Jalisco. Y que hay denuncias sobre el actuar de este egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara desde el tiempo en que Aristóteles Sandoval lo hizo director de servicios médicos de la capital jalisciense en los tiempos en que el hoy ex gobernador fue alcalde tapatío (2009-2012).
Solo para terminar de mencionar a Cruces Mada, hoy bajo proceso por un presunto desvío de 605 millones de pesos, cabe decir que la Auditoría Superior de la Federación indicó que en 2017 Jalisco no había aclarado el buen destino de tres mil 700 millones de pesos del Seguro Popular: 96.7% de ese monto eran recursos de la gestión de Antonio Cruces Mada. https://www.ntrguadalajara.com/post.php?id_nota=103382
Sobre los 605 millones de pesos que desde hace casi un año le reclama el Gobierno de Enrique Alfaro se presumen anomalías en supuestas compras —sin entrega— de equipo de video vigilancia; nombramientos dobles en la nómina y deudas. Y lo mismo un contrato para el almacenamiento, transportación y distribución de vacunas incumplido por alrededor de 400 millones de pesos; y el hallazgo de medicamentos caducos en los almacenes.
El nuevo modelo de cobertura médica que propone el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es toda una incógnita. ¿Tendrá un buen destino el ambicioso y noble propósito de dar cobertura médica a los más posibles o naufragará por errores de instrumentación o falta de recursos? Ni idea.
Qué bueno que a AMLO se le exija que logre, y pronto, la cobertura y la atención como la que en teoría se buscaba con el Seguro Popular.
Ojalá que esos que hoy vigilarán al máximo a la criatura de Andrés Manuel —el Insabi— hubieran hecho un esfuerzo similar para controlar a gente como Cruces Mada, tolerado y solapado desde la federación y el anterior ejecutivo jalisciense mientras tres mil mujeres de ese estado con cáncer de mama esperaban años por un tratamiento que el Seguro Popular pudo haber pagado, fácilmente, en una clínica privada. Así no funcionaba el Seguro Popular.
Mientras no se castigue a todos los que durante años corrompieron al Seguro Popular, la defensa de ese sistema estará coja. ¿Cuántos de los críticos de hoy fueron omisos con la corrupción de ayer?