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“La dama de hielo”

Después de que se realizó el primer debate presidencial el domingo 7 de abril, empiezan a “cuajar” dos percepciones en el país: la primera es que Claudia Sheinbaum Pardo no sólo no reduce, sino que aumenta sus posibilidades de ser electa Presidenta de la República; y la segunda, que nos aproximamos también a un escenario inevitable en el que la administración de Andrés Manuel López Obrador concluirá su periodo en medio de numerosos escándalos, que sólo quedarán reflejados en las crónicas periodísticas y de redes sociales.

Abordemos primero el debate: no hay nada nuevo por decir sobre los errores de organización que increíblemente permitió el INE, que no pudo siquiera garantizar el funcionamiento del cronómetro. Tampoco hay más que añadir sobre la calidad de los argumentos y expresiones que pronunciaron los candidatos. Muchas evaluaciones se han elaborado ya.

Sin duda, la más ocurrente fue Xóchitl Gálvez Ruiz. Bautizó a Sheinbaum: “No tienes corazón, eres ‘la dama de hielo’”.

¿”La dama de hielo”? Xóchitl Gálvez intentó explicar todo lo rápidamente que pudo, que Claudia Sheinbaum parece no tener sentimientos ante tragedias en las que murieron más de 50 personas, en el Colegio Rébsamen y la caída de la Línea 12 del Metro. La hizo responsable en su calidad de delegada, primero, y como jefa del Gobierno de la Ciudad de México, después.

Impávida, la candidata Sheinbaum señaló que todo había sido investigado y aclarado. Cuando le reviraron que hay casos de corrupción en lo que están involucrados personajes de la 4T, incluidos los familiares del Presidente López Obrador, contestó lacónicamente: “Si tiene pruebas, que presente denuncia”.

Quizá en el apasionamiento natural de una postura política, habrá quienes consideren que los señalamientos contra Claudia Sheinbaum son demoledores. Sin embargo, frente a la contundencia de las estadísticas que recogieron la percepción de las personas que vieron el debate presidencial, y que señalan a la candidata de la 4T como la ganadora, debe advertirse que muy probablemente será la Presidenta del país.

Ante este escenario, conviene reflexionar un poco sobre el mote “La dama de hielo”.

Que se dejó ver más experimentada y segura. Es un resultado natural si se considera que como delegada en la Ciudad de México y después como jefa del Gobierno capitalino, tiene una experiencia mucho mayor que Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez. Cuenta también con muchos más recursos humanos y económicos que ellos. Y tiene el respaldo incondicional -hay que subrayarlo- del Presidente de la República.

Pero, ¿la experiencia acumulada y las condiciones que la favorecen, la proyectan como una Presidenta a la altura de las exigencias que plantea el país? “La dama de hielo” puede ser un apodo que la proyecte como una presidenta que efectivamente, mantendrá con mano firme la conducción del país por la ruta que ha trazado el Presidente López Obrador y que, visiblemente, ha provocado una larga serie de perjuicios. En numerosas áreas de la vida nacional (seguridad, salud, educación, recortes), las condiciones han empeorado.

Las circunstancias especiales que atraviesa la vida política, partidista y electoral de México, dan como resultado que los candidatos de oposición sean precisamente, dos personas sin mayor experiencia y trayectoria. Han resultado en candidatos presidenciales por accidente. Y si no son capaces de confrontar a su adversaria, también es consecuencia natural de sus propias condiciones.

El problema es que el proceso electoral prefigura un resultado inevitable. No está lejos el tiempo en que se compruebe si también es “La dama de hielo”.

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