La crisis de Facebook
Según reportes de prensa, Cambridge Analytica, una empresa londinense de gestión de datos, vinculada a el ex-asesor de Trump Steve Bannon, recogió selectivamente información de 270 mil usuarios y luego tomó información de sus amigos y seguidores para crear más de 50 millones de perfiles de voto con la intención de influir en ellos por medio de mensajes diseñados específicamente para afectar su estado de ánimo.
No sabemos el grado de efectividad de la estrategia, pero a juzgar por lo sorprendente del resultado electoral pareciera que les resultó. Al quedar al descubierto el hecho, Facebook, la compañía de Mark Zuckerberg ha reaccionado de forma un tanto incierta: primero echó toda responsabilidad a la empresa inglesa acusándola de haber robado la información y se mostraron sorprendidos y engañados, no hubo ni un mea culpa de parte de la empresa ni de sus directivos.
Resulta sorprendente, que no hubiera gesto alguno de arrepentimiento por el descuido, dada la dimensión y trascendencia de lo sucedido.
La crisis para Facebook ha se asomó en estos días: primero los inversionistas abandonan la empresa haciendo caer la cotización en bolsa, y luego se conoce que algunos anunciantes deciden también salir, luego allanan las oficinas de la empresa londinense. Las disculpas han venido tarde y las sospechas han crecido. Los abogados aparecen y las versiones para explicar lo sucedido han sido tímidas por parte de funcionarios de segundo nivel.
Facebook ha optado por el silencio esperando que pase el impacto de la misma forma que sucedió con el portal de citas de parejas Ashley Madison, que en 2015 sufrió un robo de 25 gigas de datos personales de sus clientes y ahora nadie recuerda. La respuesta de Facebook fue asegurar el 16 de marzo que los datos obtenidos ilegalmente habían sido destruidos por Cambridge Analytica hace tres años, y que por tanto nunca pudieron formar parte de su estrategia para las elecciones estadounidenses de 2016. Sin embrago luego surgieron versiones en contrario de los desarrolladores.
El punto central es saber que hará la compañía con los 260 mil usuarios afectados, porque si decide compensarlos o llegar a un acuerdo con ellos puede ser un precedente de gran importancia legal. Para los mexicanos el caso es de relevancia porque Facebook y el INE celebraron un convenio, y aunque la autoridad electoral ha dicho a los cuatro vientos que la información de los mexicanos no peligra, la sospecha está sembrada. Más aun cuando se sabe que precisamente Cambridge Analytica ha trabajado en nuestro país.
Será muy interesante seguir las acciones de las autoridades del Reino Unido que investigan la empresa en su país, y las reacciones en los Estados Unidos. No es la primera vez que se levanta la sospecha de que la red social colaboró de alguna forma para facilitar las acciones electorales del equipo de Trump, y tampoco es la primera vez que se especula que en México se trabaja para influir en el electorado en la campaña que se avecina. Lo relevante es saber si estas actividades están dentro de la legalidad aquí, y en otras naciones.
Sin duda la base sobre la que se construye una plataforma para crear una comunidad como Facebook es la confianza y es precisamente está, la que puede salir lastimada luego de conocerse el uso para fines políticos de una información presuntamente robada.
Si el resultado electoral fue exitoso para sus clientes es altamente probable que otras empresas estén usando el mismo camino y que busquen evadir los controles para servir a sus clientes: partidos y candidatos.
Habrá que estar muy atentos del contenido de los mensajes que recibimos por medio de las redes sociales. Por lo pronto Facebook sufre una crisis que parece no detenerse.