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La continuada contaminación del Río Santiago

Es un problema que viene de muy lejos. Y que, a través del tiempo, hasta llegar al día de hoy, se ha venido agravando. Es el síntoma más claro del desarreglo ambiental de una amplia región. Mucho se ha investigado y escrito sobre la permanente crisis que este cuerpo de agua sufre y que ha tenido muy graves consecuencias sobre toda la cuenca que le corresponde, y particularmente sobre las localidades y asentamientos próximos a su cauce.

Las tres fuentes principales de la contaminación están claramente identificadas: desechos de las poblaciones, vertidos de sustancias provenientes de cientos de industrias ubicadas en los márgenes del río  y sus afluentes, y escurrimiento de sustancias derivadas de la agricultura. Desde hace muchos años se debió de establecer un mecanismo oficial que regule y controle estas fuentes de contaminación. A pesar de los esfuerzos, el estado de la cuestión sigue siendo  crítico.

Existe una demasiado larga costumbre, agravada por el aumento de vertidos, que propicia el uso, de manera absolutamente falta de conciencia, de utilizar ríos y arroyos como simples desahogos de desperdicios de todo tipo. Basta revisar la situación que guarda una gran cantidad de cauces en el Estado. A esto se agrega el hecho de que el problema rebasa claramente la jurisdicción de nuestra Entidad. Aguas arriba, a través de varios estados, el Río Santiago recibe la contaminación de múltiples fuentes que vienen a repercutir localmente. Esto hace que la problemática ataña directamente los niveles federales, estatales y municipales.

A cada uno de ellos corresponde realizar diversas acciones. Sin embargo, el liderato indiscutido corresponde al Gobierno de Jalisco, interlocutor natural de la Federación y de los estados que conforman la cuenca, además de gestor y administrador de los recursos necesarios para comenzar a revertir la situación.

El nuevo régimen gubernamental de Jalisco ha planteado, como primer gran reto, atacar la agresiva crisis ambiental provocada por la contaminación del Río Santiago. Hay una base importante de diagnósticos y estudios, de vías de acción para solucionar gradualmente las causas y consecuencias de tan grave desarreglo. Pero el reto es mayúsculo, y los recursos necesarios para el saneamiento arrojan muy elevados montos.

Corresponderá sobre todo a los actores directos de la contaminación asumir la responsabilidad que a cada uno quepa. Y lograr el control y sufragar los costos de su parte específica de la solución necesaria. Y también corresponderá a todos los habitantes de la región asumir plenamente la conciencia que establezca de manera definitiva los procedimientos y hábitos que permitan mejorar radicalmente la salud ambiental de nuestros contextos.

jpalomar@informador.com.mx

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