La colaboración de los Estados Unidos
Mauricio Claver-Carone, director de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca fue enviado por el Gobierno de los Estados Unidos a la Ciudad de México hace unos días para reiterar el mensaje que el presidente Trump había expresado a nuestro Mandatario en una llamada telefónica: están a disposición de México todas las herramientas disponibles para que nuestro país pueda dar un combate frontal a la delincuencia organizada, sin atentar contra la soberanía nacional.
El especialista, de origen cubano y de formes convicciones anticastristas explicó: En declaraciones a la prensa que el menú de opciones incluye el apoyo militar, los recursos de investigación, financieros, cibernéticos y otros, pero para que eso sea efectivo se requiere voluntad política. Su presencia muestra el nivel de preocupación en Washington respecto a la seguridad en México e indica también la disposición del gobierno estadounidense para apoyar las iniciativas diplomáticas en Centroamérica para el crecimiento económico.
Al dejar en claro que no se trata de interferir en ninguna acción interna de México ha fijado una posición de respeto y al mismo tiempo muestra que los caminos para resolver los problemas de seguridad implican trabajar juntos.
Paralelamente, mediante comunicaciones enviadas a Nancy Pelosi, la líder de la Cámara de Representantes, al presidente del Senado de EU, Mitch McConell, y al vicepresidente, Mike Pence, el líder de la mayoría del Senado mexicano manifestó su disposición para recibir la colaboración de nuestros vecinos en un marco de respeto. Mientras que horas después la gobernadora de Sonora solicitó la colaboración del FBI en las investigaciones derivadas del asesinato cometido contra las familias LeBarón y Langford en el marco de los tratados de colaboración existentes.
Ante el aumento de la violencia de los carteles mexicanos ha surgido en Washington la propuesta de etiquetarlos como Organizaciones Terroristas Extranjeras, lo que traería enormes consecuencias negativas para la relación bilateral, entre otras cosas porque se legitimarían acciones legales y de acciones de aplicación extraterritorial de las leyes estadounienses. Como también la aplicación de sanciones a quienes obstruyan la aplicación de la ley a los grupos criminales.
Los discursos de algunos senadores, los editoriales de los diarios como declaraciones a la prensa ponen de manifiesto que el tema se ha puesto sobre la mesa en la política interna de nuestros vecinos y es de vital importancia dialogar para evitar una polarización de opiniones que no beneficiaría a nadie.
El riesgo de que el tema de la seguridad en México se convierta en parte de la narrativa de la campaña electoral en Estados Unidos está latente y debe considerarse como una verdadera amenaza. La llamada epidemia de los opioides contribuye a alimentar la historia de aquellos bad hombres de los que habló Trump hace años. Por eso la prudencia aconseja ir con pies de plomo en el tema y fortalecer los mecanismos de diálogo y colaboración como al parecer se ha hecho hasta ahora.
Puede no parecer lo más cómodo el aceptar ayuda exterior, pero no hacerlo en un entorno de creciente violencia criminal nos expone a acciones políticas y mediáticas que pueden convertirse en problemas mucho más complejos. No hay que olvidar que muchos de los mecanismos de cooperación establecidos pasan por las fuerzas armadas y otros por el fortalecimiento de las autoridades civiles, por lo cual es fundamental evitar las fracturas en los órganos castrenses como el desgaste de las autoridades encargadas de la justicia. Son tiempos definitorios en los que es indispensable la visión de estado. La solución a la inseguridad en México requiere el fortalecimiento del estado de derecho. La violencia está pisando la línea roja que puede activar presiones externas aún mayores.