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La cereza del pastel

Si Brahms, con su Tercera Sinfonía, y Beethoven, con su Concierto para Piano No. 4, eran garantía de taquilla, Jorge Federico Osorio, uno de los mejores pianistas mexicanos de su generación, fue la cereza del pastel: la rúbrica feliz del décimo y último concierto de la Tercera Temporada 2022 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ).

La velada del jueves en el Teatro Degollado, así, fue digno corolario de una temporada que, sin estar exenta de piedritas en la sopa (programas desiguales; solistas de medio pelo en las funciones en que hubo arias de ópera; la ausencia, por causas de fuerza mayor, del director huésped una semana antes...), en el balance final tuvo más luces que sombras.

Con José Luis Castillo, su titular, al frente del ensamble, y muy buena respuesta de público -la sala casi se llenaría después del intermedio-, abrió la velada la Sinfonía No. 3 en Fa mayor Op. 60 de Brahms. Más breve que sus hermanas, la Tercera ha sido llamada “La Eroica -en alusión a la Tercera de Beethoven- de Brahms” por  el tema principal, de carácter épico, y los pasajes sombríos del primer movimiento, que parecen ser referencias a la Sinfonía “Renana” y, por ende, un homenaje a Schumann, así como la belleza del tercer movimiento, de carácter lírico.

Pese a algunos excesos de volumen en los alientos metales, la lectura fue respetuosa del tempo y del equilibrio de secciones. El entusiasmo prevaleció sobre la etiqueta por lo que hubo aplausos al final de cada movimiento.

Calificado por la crítica, tras su estreno público en 1808, con el propio Beethoven como solista, como “el más admirable, singular, artístico y complejo concierto”, y por Emil Ludwig, su biógrafo, como “el concierto para instrumento solista más perfecto jamás compuesto” hasta entonces, el Concierto para Piano No. 4 fue una venturosa confirmación de la alta calidad de Jorge Federico Osorio, en su enésimo desempeño con la OFJ. Desde la original presentación del tema principal, en los compases iniciales, Osorio dejó constancia de su técnica irreprochable y exquisita sensibilidad. La orquestación, por lo demás, fue pulcra.

El solista obsequió como encore una interpretación magistral, íntima, del conocido primer movimiento, “Claro de Luna”, de la Sonata Op. 27 No. 2, “Quasi una Fantasía”, de Beethoven.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.

jagelias@gmail.com

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