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La carambola fatal de la basura

En estos momentos hay alrededor de mil 800 toneladas de basura sin recoger en las calles de Tonalá. Los ciudadanos las abandonaron en la vía pública porque Caabsa Eagle, empresa encargada de la recolección, suspendió el servicio en medio de un conflicto con el municipio que tiene una historia producto de una carambola de omisiones. 

Todo inició con la decisión del Gobierno de Jalisco de cerrar el primero de noviembre de 2021 el vertedero de Los Laureles en Tonalá. Ese relleno sanitario recibió hasta esa fecha la mayor parte de la basura metropolitana, sobre todo de de Guadalajara, Tlajomulco, El Salto y Tonalá. 

Al acabar su vida útil, el Gobierno de Jalisco anunció el Centro Integral de Economía Circular, un nombre pomposo para reemplazar a Laureles por un nuevo vertedero metropolitano ubicado en Tala.  

Sin embargo, ante la oposición de pobladores, el gobernador Enrique Alfaro canceló ese proyecto para buscar una nueva ubicación. En el fondo, el dilema es muy sencillo y complejo a la vez: ¿en dónde vamos a depositar la basura de la metrópoli? 

Entonces la autoridad tuvo una gran idea: improvisó. En un acuerdo “exprés” entre los alcaldes metropolitanos, decidieron que la basura se depositara “sólo durante un año” en Picachos, el vertedero operado por Zapopan. 

Ese acuerdo se anunció (con bombo y platillo) en septiembre del año pasado. Corrieron el agua y los lixiviados, pero la ubicación del nuevo relleno sanitario para la metrópoli jamás se definió. Ahora piensan ampliar Picachos para usarlo dos años más como una forma de parche irremediable.  

Tras el cierre de Laureles, la empresa Caabsa Eagle empezó a usar el vertedero de Matatlán, también en Tonalá. Así se reactivó ese viejo tiradero, cerrado definitivamente hace algunos años tras fungir por tres décadas como el repositorio de basura de la ciudad. 

El conflicto por la basura en Tonalá comenzó cuando Profepa canceló hace dos semanas Matatlán, que en teoría operaba sólo como planta de transferencia, aunque el municipio asegura que Caabsa Eagle lo ha usado como tiradero irregular para depositar allí 120 mil toneladas de basura de Guadalajara. 

Ante esta situación, la concesionaria suspendió el servicio hasta que se determine un lugar para depositar la basura que recolecta. Sergio Chávez, alcalde tonalteca, enfrenta con diez camiones la tarea imposible de brindar el servicio a 500 colonias y más de medio millón de habitantes. 

La improvisación para definir, luego cancelar y dejar en el limbo la solución definitiva de un vertedero metropolitano se conjugó como una carambola fatal en donde la parte más visible del problema se manifiesta hoy en Tonalá. Sin embargo de forma latente subyace una amenaza más grave y una crisis que va más allá de garantizar a la población un servicio básico.  

En el fondo, lo que se ha postergado es no sólo un servicio eficiente de recolección de la basura, sino el inicio (tarde) de una nueva cultura de separación y aprovechamiento de los residuos. Que comienza por contar con un Centro Integral de Economía Circular metropolitano o vertedero para la Ciudad o como le quieran llamar. Eso aún no lo tenemos. 

jonathan.lomelí@informador.com.mx
 

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