La caída del torito
Si una política pública había funcionado y logrado traspasar administraciones era el Torito.
El operativo Salvando Vidas era una estrategia que logró, en muchas personas, cambiar sus hábitos de alcohol y volante gracias al alto costo de la multa, el retiro del vehículo para enviarlo al corralón y el pasar la noche en el Centro Urbano de Retención Vial por Alcoholimetría (CURVA).
Para este año la multa por rebasar los límites de alcohol en sangre va de los 15 mil 561 a los 20 mío 748 pesos, montos usados por las toritas para coaccionar a las personas a entregarles dinero a cambio de ser liberadas sin multa y con su auto.
En la última semana, he documentado al menos siete casos de personas quienes contaron que el dinero se les pide luego de pasar la primera prueba y antes de la segunda. La más reciente es de la semana pasada.
Las toritas en el lugar piden al menos cuatro mil pesos para poder dejarles ir, dependiendo del coche que trae la víctima y negociando obtener lo más que se pueda, aunque llegan a acceder hasta por 500 pesos.
Recientemente se sacó del operativo a varias decenas de toritas "para cambiarlas de zona" y ¿a quiénes cree que dejaron? Pues a quienes sí "suben dinero a los mandos", según refieren las mismas oficiales.
Es bien sabido que dentro de la Policía Vial persiste la práctica de solicitar altas cuotas a los policías viales por favores en cuanto a su labor: andar en camionetas o motos en lugar de tenerles bajo el sol, asignarles los nuevos y mejores vehículos que entran a la corporación o darles "las mejores zonas".
Esto ha ocurrido por años sin que esto pueda cambiar porque los mandos siempre han sido los mismos, y porque la práctica se replica cada generación "para que la que siga pague lo mismo que pagó la anterior".
De ahí viene el pedir mordidas a diestra y siniestra para poder alcanzar las cuotas que ponen los mandos, pues de no cumplir se les castiga o cambia de adscripciones.
El Torito no se salvó, y el "despido" del "Torito" de estas alrededor de 60 oficiales es el ejemplo de que las oficiales que piden dinero en los operativos no actuaron deliberadamente, sino que hay en sus mandos superiores indicaciones de hacerlo.
Lo que quizá no comprenden es que en este sentido quien lleva a cabo esta práctica no tiene sentido común ni debería ser funcionario o funcionaria pública, pues no se trata de pasarse un alto o estacionarse en línea amarilla, se trata de la vida de las personas.
Dejar ir a una persona alcoholizada por dinero es liberar a un potencial homicida, pues de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), siete de cada 10 muertes viales están relacionadas con el binomio alcohol y volante. Lo peor es que las personas conductoras se llevan consigo víctimas colaterales.
Aquí el gran problema es que, aunque la Fiscalía Anticorrupción ya inició una denuncia, las personas no se han animado a presentar una querella oficial por sentirse parte del ciclo de la corrupción y haber dado dinero, práctica que también es común entre las y los mexicanos.
Sin embargo, según ha citado Gerardo de la Cruz Tovar, titular de este organismo, es necesario que se denuncie para poder llegar a la cabeza de quien opera esta red de corrupción en el Torito, sin importar si dieron el dinero o no, porque una cosa es que la persona lo ofrezca y otra, que es lo que hacen las toritas, es orillarles a hacerlo.
Ya decía yo que no era normal quehubieran bajado las retenciones de personas alcoholizadas en el CURVA por el Torito; entre que se comparten las ubicaciones en redes sociales para evitar el operativo y entre que liberan a las personas conductoras por dinero nos hallamos.
¿De cuánto va a salir la temporada navideña donde se duplica la cantidad de operativos, tanto de día como de noche? Usted documente todo, incluso ponga su celular a grabar (en su bolsa o coche, no maneje con el teléfono en la mano) para usar el video en caso necesario.
Mientras algo ocurre, para bien o para mal, solo queda encomendarse y pedir al universo que cada que salimos volvamos con bien a casa y no nos alcance algún conductor o conductora alcoholizados a quienes las "toritas" dejaran ir por unos cientos de pesos.