Ideas

La Vida que nos rodea

Si miramos lo que nos rodea en la naturaleza, contemplamos un paisaje muy hermoso. Estamos en pleno verano, todo nos habla de “vida”, miramos en torno y podemos ver que todo el campo ha reverdecido. Escuchamos atentamente y podemos percibir el canto de los pájaros con una increíble variedad de voces. Los maizales lucen ya espiga en flor. En fin, todo nos habla de vida.

Tal vez encontramos conflicto en otros aspectos, pero la naturaleza entera grita a voces que vibra con la vida y que la vida es más importante que todos los nublados que nos asustan. 

Sin duda era una época semejante cuando Jesús invitaba a sus discípulos a contemplar las maravillas de su entorno y sencillamente les decía: 

“Miren los lirios del campo…” y nosotros estamos a punto de admirar los campos cubiertos de mirasoles…

Por eso cada día al despertar es una buena oportunidad para reconocer que el nuevo amanecer es una nueva oportunidad para vivir.

Y al mismo tiempo es oportuno agradecer el don de la vida que se nos da como un regalo divino. 

Sin embargo, tenemos que reconocer que también con él viene anexo el compromiso de respetar la vida en todas sus manifestaciones, de cuidarla y protegerla. 

Al cultivar y promover la Vida estamos en línea con el Creador de la misma. Porque es un hecho que ni todos los inventos juntos, ni toda la tecnología puede hacer surgir un ápice de vida.

Pero sí podemos, con la mayor facilidad, destruirla y llevar al caos a nuestro mundo. La humanidad nunca ha entendido esta verdad tan elemental.

Es prioritario reconocer que Dios es el único dueño de la vida y a nadie, a nadie, le es permitido atentar contra ella. Por eso Él mismo dice: la sangre derramada clama… y yo pediré cuentas de esa vida que me estás robando…

Los seres humanos tienen capacidad de reproducir la vida, según su especie y dentro de los parámetros establecidos desde el inicio de los tiempos. Tienen oportunidad de llamarla, y no individualmente, sino en pareja. Pero también en estos renglones hay mucha confusión.

Si no quieres hijos, no los llames… No hagas lo conducente. El hecho de la procreación no es indiferente.

¿Para qué das la vida a otro ser humano si no vas a enseñarle a vivirla?

¿Cómo puedes creer que sea indiferente atentar contra un germen inocente, pequeñito, que no tiene posibilidad de defenderse?

En un libro que escribí hace algún tiempo, hablaba de un tema que a todos nos interesa y a todos nos toca: “Nacer y morir”.

Pero otro día te hablaré acerca de la muerte, por hoy vamos a seguir reflexionando en la vida.

En la actualidad la Vida no está entre las prioridades de nuestra especie.

Si lo fuera, nuestro mundo cambiaría radicalmente.

Si tomáramos en serio la Vida, nuestro mundo sería distinto. La muerte sería algo natural y la vida una fiesta en plenitud, como la del verano que surge ante nuestros ojos como la mayor bendición de Dios y al cual le decimos:

Gracias, por invitarnos a participar de esta magnífica celebración como preludio de aquella que no tendrá fin.

Gracias Dios mío, quiero ser digno de vivir en este momento y merecer estar contigo en la Vida verdadera que no caducará en el tiempo, sino que será perpetua fiesta contigo en la eternidad sin final que Tú mismo nos prometes.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando