La Secretaría de Cultura hacia las elecciones
La propuesta cultural de Andrés Manuel es similar al resto de su campaña: arraigada en la promesa de una profunda transformación social, llena de simbolismos y a veces hasta cursi. Con Alejandra Frausto a la batuta, quien en 2013 fue directora del Departamento de Culturas Populares de CONACULTA, se plantea un ambicioso programa que llegaría a todos los rincones del país. Como en todo, hay puntos a favor y en contra. Veamos.
En su resumen ejecutivo AMLO plantea utilizar la cultura como una herramienta educativa fuera de la esfera mercantil. Su plan parte de la posibilidad de que este ámbito se convierta en espacio de cohesión y desarrollo humano; en un instrumento con capacidad regeneradora a nivel social y regional. Esto bajo dos ejes principales: la descentralización y la vinculación con la diversidad cultural de comunidades y barrios. La propuesta insigne para llevar esto a cabo se titula Cultura Comunitaria, un programa que pretende desarrollarse en las poblaciones más vulnerables.
En cuanto a sus acciones simbólicas, las más notorias son dos: mover la Secretaría de Cultura a Tlaxcala y convertir Los Pinos en el complejo cultural más grande del mundo. La primera atiende al plan de descentralizar su gobierno, incluyendo la cultura. La segunda es una maniobra que emula a Lázaro Cárdenas, cuando en 1944 decidió abrir el Castillo de Chapultepec al público y establecer su residencia en el entonces austero rancho La Hormiga, hoy Los Pinos. Bajo la consigna de “qué pasaría si la cultura del poder se cambiara por el poder de la cultura”, AMLO propone que la población sea quien dicte las funciones que tendría este espacio.
Es justo aquí donde encontramos la mayor contradicción de su propuesta: la creación de un ambicioso proyecto en la ciudad que retiene gran parte del presupuesto y la oferta cultural del país. No hay duda de que la transformación de Los Pinos entorpecerá cualquier esfuerzo por descentralizar la cultura y sólo servirá como una alegoría del poder.
Aún queda por ver qué línea seguirá la propuesta de AMLO. Si realmente se utilizarán los espacios culturales como una alternativa de vida a la violencia y falta de oportunidades en todo México, que den voz a las diversas identidades del país; o si quedará en un discurso superficial y paternalista que consolide el poder desde el centro.