La SEP contra la niñez mexicana
Todo Gobierno responsable y democrático tiene la obligación de asegurar que la infancia de un país reciba la mejor educación posible. Aquí hay algunos elementos que deben ser considerados. En primer lugar, está la convicción de muchas personas inteligentes y conocedoras de que los más jóvenes miembros de una sociedad tienen el derecho de ser introducidos a los conocimientos científicos, humanísticos y artísticos que les darán la oportunidad de realizarse como seres humanos. Esta visión es la gran contribución del educador humanista y liberal alemán, Wilhelm von Humboldt.
En segundo lugar, la educación primaria y secundaria debe dotar a las y los estudiantes de los elementos metodológicos, científicos y técnicos para enfrentar con éxito el mundo que les tocará vivir como adultos. Un desconocimiento, por ejemplo, de los fundamentos de las matemáticas pone inmediatamente a cualquier persona en una situación de desventaja.
En tercero, los primeros años de formación de una persona tendrían que ser aprovechados para inculcar valores democráticos, de civismo y tolerancia hacia los demás. Un niño o un joven tendrían que aprender que son parte de una comunidad que los trasciende aunque no los anula como individuos.
Estos tres puntos son la base de toda educación que se precie de serlo. Cuando un Gobierno no los garantiza estamos ante un grave problema.
Desgraciadamente, este parece ser el caso en lo que se refiere al proyecto educativo del actual Gobierno. El contenido de los libros de texto que están próximos a circular en las escuelas públicas mexicanas no cumplen con los mínimos necesarios para educar a la niñez mexicana, ni para prepararla para los desafíos del siglo XXI ni, mucho menos, para instruirla en la práctica de la convivencia civilizada.
Se trata de libros llenos de una gran dosis de ideología barata, que niegan el acceso a la preparación en las ciencias y que no inculcan valores democráticos, liberales y republicanos. El daño que causan al país es incalculable y quizás se trate de la mayor tragedia nacional que estamos viviendo hoy en día.
Quizás por eso el Poder Judicial ha entrado en acción y una jueza en materia administrativa en la Ciudad de México acaba de sentenciar la suspensión de la impresión y distribución de los libros de texto gratuito para el ciclo escolar 2023-2024.
Lo que viene ahora es muy importante. La SEP tendrá que dialogar con la sociedad civil. Es decir, con los padres de familia, las universidades, los intelectuales, los empresarios y los especialistas para que los nuevos libros contribuyan efectivamente a lograr los tres objetivos arriba señalados.
En el corto plazo existe el peligro, como lo ha notado el IMCO, de una gran deserción escolar, debido en parte a que se rompería la continuidad entre la educación básica y el bachillerato. Nos enfrentaríamos a la situación inédita de millones de niños y niñas incapaces de continuar con estudios a nivel medio superior y superior. Si esto ocurriera, la viabilidad de México como país estaría en cuestión.