Ideas

La Revolución Cubana

Decía un suegro mío hace muchos años, cuando me escuchaba hablar de mis tan fervientes y románticos ideales, que no creer en la Revolución Cubana a los 20 años era una estupidez; pero que seguir creyendo en la Revolución Cubana a los 40 años era la misma estupidez. Kuma no tiene 40 años, pero está justo a la mitad de ambas décadas y parece que está justo a la mitad de ambos bandos. En todas las candidaturas ven un futuro rampante (van solos y llenos de entusiasmo), pero en la suya, Morena logró torcer el brazo de Pedro y sus no tan voluntariamente a fuerza convencidos compañeros de partido. Dicen las buenas o malas lenguas que varios treintones egresados de las carreras de Ciencia Política y Relaciones Internacionales están detrás de ciertos dirigentes del partido tinto en la comarca. Dicen también las buenas o malas lenguas que algunos de ellos son realmente brillantes. De ser así el tras bambalinas, Kuma no está tan lejos de sus orígenes y seguramente se ha entendido con y a través de ellos para formular esta alianza.

Ahora bien, recordando un poco aquel primer suceso del 2015, que tanto dio en términos de participación ciudadana y politización familiar en las sobremesas de la ciudad de Guadalajara, Pedro ganó (sorpresivamente para todos) la diputación local del distrito X: el más panista y ahora el más MCista de la ciudad. No por nada la maquinaria naranja o azul, que no es lo mismo pero es igual, echó a andar una guerra de desprestigio nivel “este sí nos da miedo que nos baje Zapopan”. Por supuesto que los que somos ya más cínicos, de la edad o más grandes que Kuma, sabemos de qué está hecha la política en este país. Sabemos que ideales vemos, discursos oímos, jingles terribles escuchamos, pero colores y partidos por los que se lancen, nunca sabemos.

Por aquel 2016, un año después de haber votado a algún candidato (Pedro) y antes de ejercer el derecho al voto nulo, que cada vez que me hago más vieja me alivia más por puro gusto de plasmar mi inconformidad con todos, visité por tercera vez y por motivos laborales y académicos La Habana, Cuba. Ya no era ninguna jovencita universitaria que defendiera a capa y espada a Fidel, pero sigo y seguiré siempre viendo el otro lado de la moneda en cualquier Estado que uno considere fallido o “exitoso”. No vine a escribir este texto ni para enjuiciar la decisión de Pedro ni para, como lo hice en el 2015, presumir con foto en el Instagram y toda la cosa, mi dedo ennegrecido y orgulloso de haberle votado a él y a todos los jóvenes que parecía nos representarían a los soñadores locales para toda la vida.

Quizá mi suegro aquel tenía razón, pero yo dudosa como soy, pienso que cuando llegue a los 40 años, defenderé (todavía) cosas del sistema político, social y económico de Cuba con muchos más matices que los que tenía a los 20’s. También con muchos más matices veo a un Pedro Kumamoto hacer política en el municipio que más le ha querido y más le ha votado, en una de esas, si logramos escuchar lo que quiere decir, haciendo a un lado los puritanismos de sus colores y decisiones (como si las de los demás fueran tan loables), pone realmente a temblar a la estructura naranja no solo de Zapopan, sino del estado de Jalisco.

Habrá que ver…

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