La Línea 4, entre las licitaciones que revisaba Alfredo
Pese a que en el actual sexenio se han encarcelado como nunca a ex funcionarios de primer nivel del Gobierno anterior y de que se rompió así el pacto de impunidad que en los hechos había entre gobernadores salientes y entrantes, no hay elementos para afirmar que esto se deba a una verdadera articulación y funcionamiento interinstitucional del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA), de su componente ciudadano, el Comité de Participación Social (CPS) y del Comité de Selección que le dio origen, que han tenido momentos de fuerte tensión con los poderes estatales de los que han salido altamente debilitados en su influencia e independencia.
A la gravedad del poco avance que hemos tenido en el combate de la corrupción para pasar de sólo castigar casos de ex funcionarios y evolucionar hacia un modelo que inhiba realmente las corruptelas en los gobiernos en turno de todos los niveles, se suma ahora el muy delicado y preocupante caso del asesinato de un funcionario anticorrupción de alto nivel, como lo era Alfredo Velasco Lares, director de Auditoría Interna de la Secretaría de Administración del Gobierno del Estado, quien además de haber cursado la Licenciatura en Derecho, tenía una certificación de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en materia de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, además de otros cursos en derecho municipal y administrativo.
Aunque aún las investigaciones de la Fiscalía del Estado no determinan si esta agresión directa a balazos mientras conducía a casa en su vehículo oficial, cometida por dos asesinos a bordo de una motocicleta y disfrazados de repartidores de comida por plataforma, se deba a algún caso propio de su labor fiscalizadora, en el Comité Coordinador del SEA se deben prender los focos rojos y asumir, al menos, una postura de seguimiento y exigencia férrea para que se esclarezca el móvil del asesinato de uno de los suyos.
Velasco Lares llegó a la Secretaría de Administración de la mano de Ricardo Rodríguez cuando suplió en esa cartera a Esteban Petersen. Habían trabajado juntos desde el Ayuntamiento de Zapopan y estaba convertido en su mano derecha en esa dependencia estatal, de la que fue el titular del Órgano Interno de Control.
Entre sus funciones estaba el revisar procesos de licitación y contratos. Una de las licitaciones más importantes que revisaba era la de las obras de la Línea 4 del Tren Ligero, de la cual hizo varias observaciones que quedaron pendientes de solventar, según consta en actas y oficios que firmados por él hizo llegar al Sistema de Tren Eléctrico apenas en septiembre pasado.
Este y otros casos que tenía en proceso de fiscalización deben ser la primera línea de investigación para que la Fiscalía descarte o confirme si alguien quiso silenciarlo por su trabajo de escrutinio, lo cual sería otra terrible señal de la degradación de la vida pública.
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