La Ley de aguas que 11 muertos matan
Apenas llevamos un mes del temporal de lluvias, y aunque hasta ahora no ha sido ni el más copioso ni el que ha tenido las tormentas más duraderas ni las más intensas, ha provocado ya 11 víctimas mortales.
En hechos distintos dos hombres de 62 años murieron ahogados en Tlajomulco, uno por la crecida del arroyo La Misericordia y el otro al caer en un canal pluvial sin protección en el fraccionamiento Valle Dorado. Leonardo, de 15 años, en un río que lo arrastró en la Colonia Higuera de Zapopan. Paola, de 16 años, murió cuando el auto que conducía fue arrastrado por el arroyo El Seco, en Zapopan. La pareja de adultos mayores, José Luis y Patricia, murieron también cuando su camioneta se la llevó el crecido arroyo Chirimoyo, en Tlajomulco. La familia Rodríguez Ruelas, padres y dos hijas, también se ahogaron cuando su vehículo fue arrastrado por el arroyo Los Laureles en Etzatlán, y en Tepatitlán también un arroyo crecido se llevó a un motociclista de 35 años.
Jalisco se coloca así como la entidad en la que más muertos han provocado las lluvias de la actual temporada en todo el País, y al paso que vamos, si no se hace algo urgente, se superarán los 22 decesos del temporal del año pasado en la entidad.
Si como planteábamos aquí hace unos días, la excesiva caída de árboles que se da en la ciudad en cada lluvia debe obligar a realizar una revisión del trabajo de los departamentos de Parques y Jardines de cada ayuntamiento metropolitano durante todo el año, para poner fin a los riesgos que esto implica para la integridad física de los ciudadanos, las pérdidas patrimoniales que significa para las familias y para la comunidad por la afectación de la red eléctrica y otros equipamientos urbano;, con más razón, por las tragedias sufridas hasta ahora, se debe llamar a cuentas a los responsables del mantenimiento de la infraestructura hidráulica de la ciudad que a todas luces volvió a ser insuficiente.
Desde luego, son bienvenidos los censores para advertir de inundaciones en los pasos a desnivel como el que se inauguró en el periférico y el ingreso a la zona real de Zapopan (ojalá también lleguen a los del sur de la ciudad que también en cada lluvia se inundan), pero lo que la autoridad debe garantizar es que dejen de inundarse.
Si el pretexto es que no se tienen los recursos para las inversiones multimillonarias que se requieren para hacer una mejor gestión del agua de lluvia y evitar las inundaciones que cada año provocan un caos y muerte en la ciudad, es urgente iniciar el plan multianual de inversión para construir la infraestructura hidráulica que se necesita y que todos los gobiernos han pospuesto, pese a ser una prioridad.
Pero mientras esto sucede, lo que nada cuesta es deslindar las responsabilidades de los funcionarios que han incumplido desde hace una década con hacer respetar la Ley de Aguas para el Estado de Jalisco y sus Municipios, que como bien plantea el especialista en esta materia Josué Daniel Sánchez Tapetillo, en su artículo 86-Bis, dicta en su primer párrafo que “toda ocupación que genere superficies impermeables, deberá poseer un dispositivo de control del escurrimiento del agua de origen pluvial”.
Como esta Ley ha sido letra muerta los últimos diez años, cada temporal lejos de disminuir los puntos de inundación, aumentan para riesgo de la población.
Las y los once muertos que van en este temporal representan la tragedia por tanta negligencia impune.
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