La Guadalupana, ¿hará el milagro?
No es nuevo e históricamente la Iglesia católica ha jugado el papel de mediadora en conflictos sociales en diferentes partes del mundo y en muchas ocasiones se ha logrado los acuerdos y la pacificación. En 1978 el Papa Juan Pablo II hizo un dramático llamado llamado a la Paz a Chile y Argentina -con éxito- ante el inminente conflicto armado por la posesión de las islas ubicadas al sur del Canal de Beagle; en 1979, con motivo de su primera visita a Polonia, el mismo Sumo Pontífice impulso la libertad religiosa y en ese marco nació el primer sindicato independiente conocido como “Solidaridad”, iniciándose una fase en la caída de sistemas totalitarios en Europa y en 2003 en Colombia nació Fundación para Reconciliación, encabezada por sacerdotes, que fue base para que en 2012 se iniciaran las mesas de negociación para los acuerdos de paz, donde se logró “Cambiar las armas por las palabras”. Hoy México está convulsionado por la violencia y se necesita la voz de armonía de la iglesia para intentar acabar con el baño de sangre.
El pasado 3 de diciembre el Nuncio Apostólico en México, Joseph Spiteri -embajador del Vaticano-, dijo en Reynosa, Tamaulipas, “Nosotros como obispos y sacerdotes, somos miembros de todo el pueblo que camina en cada país, queremos trabajar para crear una conciencia de paz a través de los diálogos, trabajar por la justicia y la paz... El Papa no termina nunca de hablar de esto, de denunciar la violencia, de pedir que se paren las guerras, los conflictos, las situaciones de violencia de muchos países”.
En su última edición del semanario ‘Desde la Fe’ -el pasado fin de semana-, la Arquidiócesis Primada de México se hizo la pregunta “por qué no pensar en que la paz en México se vuelva sólida y duradera y no solo un acuerdo que ocurra durante un periodo”, ante la súplica del Obispo Auxiliar del mismo organismo, quien pidió una tregua en esta temporada, o al menos en los 12, 24 y 25 de diciembre, cuando se celebra el Día de la Virgen de Guadalupe, la Nochebuena y Navidad, respectivamente. El editorial del semanario señala “Que el mensaje de la Guadalupana motiva para que el 12 de diciembre sea la fecha en que se silencien las armas porque los grupos delictivos y el crimen organizado acepten una tregua nacional de paz”.
La reacción de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) fue de respaldo total a la Arquidiócesis porque es vital “incitar al cese de la violencia armada y la comunicación hostil, instando a la sociedad a reflexionar y actuar en favor de la reconciliación, el respeto y la dignidad humana”, porque “la violencia ha dejado dolorosas cicatrices en las familias y polarización entre los actores sociales”.
De acuerdo con Parametría, el 83 por ciento de los mexicanos se consideran devotos de la Virgen de Guadalupe. Será posible pensar que la devoción de más de 100 millones de fieles logre -aunque sea solo el día mañana- inspirar, para que las armas no se escuchen y se tenga paz. ¿Se hará el milagro?
¿Usted, qué opina?