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La Frontera Sur

En la hiperactividad que trae el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (el único Presidente que gobierna sin gobernar, hace cambios en un gabinete que no existe y acepta renuncias de puestos que aún no tienen) se reunió con el mandatario de Guatemala, Jimmy Morales, para repensar las estrategias de atención al fenómeno migratorio en la Frontera Sur.

El verdadero problema migratorio hoy está ahí. El número de mexicanos que migan a Estados Unidos es cada vez menor, pero el número de centroamericanos y caribeños que cruzan México para acceder a Estados Unidos es un fenómeno creciente y cada día más complejo. No se trata solo del paso de decenas de miles de personas por el territorio nacional, sino de lo que esto implica de violencia, derechos humanos y crimen organizado.

La gran apuesta de López Obrador en este punto es generar un fideicomiso de inversión junto con Canadá y Estados Unidos para desarrollar económicamente la Región Sur de México y Centroamérica. Esa es, sin duda, la solución a mediano plazo, pero hay un problema urgente que hay que atacar independientemente de la propuesta de cooperación para el desarrollo y que es sobre la que el presidente de Guatemala puso el acento: la seguridad.

La frontera México-Guatemala está tomada por las maras (las famosas y temidas pandillas salvadoreñas) y por el crimen organizado

La frontera México-Guatemala está tomada por las maras (las famosas y temidas pandillas salvadoreñas) y por el crimen organizado (los famosos y temidos cárteles mexicanos). Ambos son factores de violencia, pero sobre todo de extorsión y violación de derechos de los migrantes. Es una mafia que controla el fenómeno migratorio por encima de (o en complicidad con) los gobiernos de ambos lados de la frontera.

Para Estados Unidos la solución más sencilla y eficiente (aunque no la que da votos) sería negociar con México la aplicación de políticas de migración más rudas. Hacer, por la vía de los hechos, un muro, si no de concreto sí de policía y Ejército, para evitar el cruce de la frontera. Esta solución sería el peor de los escenarios para Guatemala que es quien carga con la peor parte de la crisis migratoria de todo Centroamérica. El cierre de la frontera mexicana seria un golpe durísimo en términos sociales para el vecino del Sur.

No es gratuito que mientras López Obrador hablaba en la reunión del fideicomiso y la solución de fondo del problema, Morales planteara la urgencia de la seguridad. La solución tendrá que venir por ambos lados. No atender el problema de seguridad que se vive en estos momentos sería suicida, pero no arrancar una solución de fondo, que resuelva el problema en sus orígenes, aunque estos presidentes no vean los resultados, sería irresponsable.

La de López Obrador es hasta ahora solo una idea, una buena idea, hay que decirlo, pero falta proyecto, presupuesto y encargados de aplicarla para saber qué tan en serio va con esta propuesta.

(diego.petersen@informador.com.mx)
 

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