La FIL es pluralidad
Ahora que la Feria del Libro de Guadalajara ha terminado (de manera exitosa, celebrémoslo), es buen momento para reflexionar sobre ella.
La distancia ayuda a tener lucidez. Quisiera, en particular, centrarme en la cuestión de la “ideología” de la FIL. ¿Cómo podemos caracterizar políticamente a la FIL? ¿Es nuestra Feria un espacio “de derecha” o “de izquierda”?
A mí me parece que la FIL es (y siempre ha sido) un espacio pluralista, liberal y democrático, en una palabra, un espacio moderno.
¿Qué más democrático y liberal que una feria que celebra los libros, todo tipo de libros? En la Feria se ofrecen, presentan y discuten libros de todo género, ideario y naturaleza. Sus autoridades, hasta donde sé, no ejercen un control sobre los materiales bibliográficos que los stands ofrecen a los asistentes. Es decir, no podríamos considerar que los volúmenes que ofrece la Feria son partidarios de la doctrina A o de la doctrina B o C, simplemente porque esos materiales no pasan un proceso de selección o censura. El único criterio es la libertad.
En la FIL se venden, presentan y discuten libros de todo tipo: buenos, malos, de mediana calidad, libros científicos y religiosos,
libros de texto, infantiles y juveniles, obras literarias de todo tipo, ensayos y tratados del más diverso género. Y eso es un rasgo positivo, democrático y moderno. Me espantaría una Feria en la que se omiten, a priori, ciertos libros por contener determinadas temáticas, tendencias o perspectivas, o por haber sido escritos por tal o cual autor. Los lectores son los que deben decidir qué libros adquirir y leer.
En la pasada Feria pudimos adquirir lo mismo el más reciente libro de Mauricio Merino, crítico del presidente, Gato por liebre. La
importancia de las palabras en la deliberación pública, que la obra colectiva 4T. Claves para descifrar el rompecabezas, que busca darle una suerte de sustento teórico al Gobierno de López Obrador.
No me parece válido el argumento de que los escritores, conferencistas y presentadores que acuden a la Feria son primariamente “de derecha”. Es, simplemente, una aseveración falsa.
La vida cultural e intelectual está, en general, dominada por la izquierda (o, más precisamente, por las diversas formas y corrientes de la izquierda, desde la más ortodoxa y bizantina hasta la más democrática y moderna). Y, si la mayoría lo fueran, ¿qué hay de malo en ser de derecha? ¿Acaso todos debemos ser de izquierda? ¿No es esa una postura intolerante? ¿Y no es mejor, acaso, ser partidario de una derecha ilustrada y moderna que de una izquierda antidemocrática y autoritaria?
A la Feria acudieron tanto críticos como partidarios del Gobierno del presidente de la república. Acudieron, por ejemplo, el historiador Paco Ignacio Taibo II, el sociólogo John Ackerman y el analista Hernán Gómez. Y qué bueno que participaron en las actividades de la Feria, pues todos los puntos de vista nos enriquecen. Recordemos que Nicanor Parra y Fernando del Paso obtuvieron el Premio FIL, y que José Saramago y Gabriel García Márquez fueron invitados asiduos, así como Sergio Ramírez y Elena Poniatowska, todas ellas figuras de la izquierda.
¿Tendrá acaso el programa de presentaciones una tendencia ideológica marcada? Cuando uno solicita la presentación de un libro, los organizadores de la Feria jamás le preguntan sobre el contenido del mismo para aprobar o no la solicitud. Preguntan, solamente, el título y el autor, así como la cantidad de público que se espera. Es decir, la Feria opera con un criterio rigurosamente liberal y delega la opinión sobre la pertinencia y calidad de los libros únicamente al juicio racional y autónomo de los lectores.
La Feria no controla, ni podría controlar, las opiniones de los presentadores de libros y panelistas. Hubo mesas de diálogo profundamente plurales, en las cuales, incluso, hubo tensiones y debates encarnizados entre los participantes acerca de los problemas más apremiantes de las sociedades actuales. Y así debería ser.
Además, cada stand tiene la posibilidad de llevar a cabo sus propias presentaciones y discusiones, invitando a los participantes que quiera.
La Feria respeta la autonomía de cada stand.
La FIL, por ende, no es “de derecha” o “de izquierda”, sino pluralista y liberal. Quien no alcance a comprender eso es porque o no
quiere o, simplemente, es antipluralista e iliberal y preferiría una Feria en la cual solamente se expresaran sus propias opiniones e ideas.
Afortunadamente, también hay espacio en la FIL y en toda comunidad ilustrada (como lo son las universidades) para los antipluralistas e iliberales. La FIL no es un club político, ni un grupo de interés o de presión, ni un espacio para la propagación de determinadas ideas políticas y morales. La FIL es un centro de irradiación de los más diversos libros, revistas y proyectos editoriales en el que la pluralidad de ideas se ejerce y se expresa de verdad.
Es innegable que la Feria del Libro ha contribuido a la modernización cultural y política de Jalisco y México desde su fundación en el año de 1987. Como tal, contribuyó, de diversas maneras, a la transición democrática de nuestro país. La FIL es patrimonio de todos: no sólo de sus organizadores, sino de cada autor, cada casa editorial y cada stand que la hacen posible, pero, sobre
todo, de cada lector que le da vida y le otorga sentido. Que haya FIL, ojalá, muchas décadas más y que sigan floreciendo en ella la pluralidad y la libertad.