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La Calenda de Navidad

La Misa de Gallo empieza, en los últimos minutos de la Nochebuena, con el pregón, anuncio o calenda de la Navidad, que marca el final del tiempo de Adviento. En las ceremonias solemnes la entona un diácono con buena voz (se puede oír la versión de la Misa en San Pedro de 2019*), o un coro interpreta alguna de las muchas composiciones musicales que existen del texto; la del moreliano Miguel Bernal Jiménez es preciosa**.

Es una línea del tiempo, un recuento de orden estrictamente cronológico, que busca fincar el advenimiento del Mesías “según la carne”; es decir, que ancla el nacimiento de Jesús en la historia y lo legitima en términos de un ser humano que existió en el contexto de las tres grandes culturas antiguas, la judía, la griega y la romana, ya sea con referencias religiosas o laicas. Este pasaje recuerda la triple genealogía de la fe cristiana: el Israel de Abraham, Moisés y David, la Grecia de las Olimpiadas y la Roma de su fundación hasta el reino de Augusto, todo ello mencionado tal cual en el texto.

El canto de la calenda forma parte del Martirologio Romano, que se deriva de fuentes de los primeros siglos del cristianismo, y corresponde a la víspera de la Natividad. Es muy curioso que su versión actual (más apegada a la lógica histórica que la anterior) conserva aún en su primer párrafo la referencia al antiguo calendario juliano del Imperio romano: “Octava calenda de enero, luna número tal”. Por lo demás, el viejo texto latino conservaba la cuenta que atribuía números exactos a hechos antiguos, como el benemérito y tapatío Calendario de Rodríguez, que al principio presentaba (ojalá lo siga haciendo; se le ha perdido de vista) el “cómputo eclesiástico” basado en el calendario juliano, donde se ponía fecha a la creación del mundo, a la salida de Abrahám de Ur, al Diluvio y de ahí pa’l real.

El texto actual de la calenda en español es:
“Octava Calenda de enero [en el calendario juliano, se cuentan las fechas a partir de la mitad del mes anterior]. Luna vigésimo primera [ésta es la de 2021, pero obviamente cambia cada año]. Habiendo transcurrido innumerables años desde la creación del mundo,  cuando en el principio Dios creó el cielo y la tierra y formó al hombre a su imagen; pasados siglos y siglos desde que, tras el diluvio, el Altísimo puso en las nubes su arco como signo de alianza y paz; en el siglo veintiuno desde que Abraham, nuestro padre en la fe, salió de Ur de los Caldeos; transcurridos trece siglos desde que el Pueblo de Israel fue guiado por Moisés para salir de Egipto; cerca del año mil desde que David fue ungido rey; en la sexagésima quinta semana de la profecía de Daniel; en la centésima nonagésima cuarta Olimpiada; en el año setecientos cincuenta y dos desde la fundación de Roma; en el año cuadragésimo segundo del imperio del César Octaviano Augusto, estando todo el mundo en paz, Jesucristo, eterno Dios e Hijo del Eterno Padre, queriendo santificar el mundo por su advenimiento, fue concebido por obra del Espíritu Santo, y transcurridos nueve meses después de ser engendrado, en Belén de Judea nació de la Virgen María hecho hombre. La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo según la carne.”

*https://www.youtube.com/watch?v=Vn7XfB8-o9E

**https://www.youtube.com/watch?v=x5dMdlz4J_8

De lecturas varias

Es una línea del tiempo, un recuento de orden estrictamente cronológico, que busca fincar el advenimiento del Mesías “según la carne”; es decir, que ancla el nacimiento de Jesús en la historia y lo legitima en términos de un ser humano que existió en el contexto de las tres grandes culturas antiguas

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