La 4T no pasó la prueba de la Línea 3
Los casi 450 millones de pesos observados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en los gastos efectuados por el gobierno de la autollamada cuarta transformación en la continuación de las obras de la Línea 3 del Tren Ligero en el 2019, que fue su primer año de gobierno, los hicieron ver iguales a sus antecesores e incumplidos con sus promesas de marcar diferencia en el manejo de los presupuestos públicos.
La 4T contribuyó así a continuar con la inercia negativa de inflar los costos de esta obra que terminó costando casi 35 mil millones de pesos, más del doble de lo presupuestado en su arranque.
De nada sirvió que los encargados de la obra y cada uno de los contratistas hubieran comparecido ante el primer titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, al inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, cuando se aprobaron cuatro mil 500 millones de pesos para echar a andar este nuevo medio de transporte masivo para la ciudad. Los gastos no aclarados en 2019 corresponden al 10 por ciento de esa partida extra.
Así, el gobierno morenista no sólo mantiene en la impunidad los casi mil millones de pesos que ya había observado la ASF desde el 2014 que revisó los proyectos y las licitaciones de esta obra, sino las irregularidades que detectó en el manejo del dinero para su construcción en los cuatro primeros años de la obra correspondientes a la pasada administración priista, a los que nunca dio seguimiento, sino que manejó con la misma opacidad que sus antecesores a los que tanto crítica el presupuesto adicional para concluir esa obra heredada.
Si ya en el ejercicio presupuestal de la L3 en el 2019 se permitieron, en menor o mayor grado, los mismos vicios y abusos que en el sexenio de Enrique Peña Nieto, en lo que aún se pudieran diferenciar es en el esfuerzo por solventar esas observaciones o en el combate a la impunidad de esos abusos. En ese sentido habrá que ver qué ocurre en la SCT del gobierno lópezobradorista ahora que la ASF hizo público el resultado de esa auditoría a la Línea 3.
Dentro de esta pésima noticia de continuidad de la opacidad en el manejo del gasto en las obras públicas, que se suman a la larga lista de hechos que han sucedido en la 4T y que golpean la principal bandera de AMLO, que es el combate a la corrupción, podemos rescatar el hecho de que la ASF mostró con este reporte que mantiene una cierta dosis de independencia para señalar irregularidades al gobierno federal pese al control absoluto que ejerce en la bancada morenista de la Cámara de Diputados, donde están los jefes del auditor David Colmenares, quien llegó en entredicho por la desaseada forma en que las y los diputados de Morena y sus aliados desplazaron a su antecesor Juan Manuel Portal, quien gozaba de una muy buena reputación y quien fue el que hizo las primeras observaciones de la L3.
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