Ken Salazar le cumple a Washington
Criticado la mayor parte de su gestión, por el círculo cercano al presidente Joe Biden, debido a la cercanía e interlocución directa que tuvo Ken Salazar con el ex presidente Andrés Manuel López Obrador y las buenas cuentas que daba a Washington desde la Embajada de Estados Unidos en México, este diplomático estadounidense sorprendió al tronar como nunca en contra del Gobierno de la 4T el miércoles pasado.
Tanto extrañó el agresivo tono del Embajador de EU, que el Gobierno mexicano a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) emitió una nota diplomática para mostrar su descontento por las afirmaciones de Salazar en el sentido que el ex presidente rechazó la ayuda que por 32 mil millones de dólares le ofrecía Estados Unidos para el combate a las bandas del crimen organizado, y por las críticas que hizo a su política de seguridad, al afirmar que la estrategia de los “abrazos y no balazos no funcionó”. También por reclamar que AMLO haya culpado a Estados Unidos de la violencia en Sinaloa luego de la detención de Ismael “El Mayo” Zambada en suelo estadounidense el 25 de julio de pasado.
La Presidenta Claudia Sheinbaum también recriminó ayer en su rueda de prensa mañanera las críticas de Salazar, las cuales desestimó por considerarlas incongruentes y distintas a los posicionamientos de aprobación que antes había hecho tanto de la reforma judicial como en materia de seguridad.
Lo cierto es que la relación con el Embajador la “pausó” el ex presidente desde que lanzó críticas a la reforma al Poder Judicial y de plano no se volvieron a ver desde el rapto de “El Mayo” en Sinaloa a manos de uno de los hijos de “El Chapo” y su entrega en Estados Unidos. Para López Obrador ese secuestro desató la narco guerra entre “Mayitos” y “Chapitos” que cumplió ya más de dos meses y tiene semiparalizada a Culiacán. A los constantes reclamos de AMLO porque EU no aportaba información para esclarecer esa detención, Salazar reviraba diciendo que lejos de reprochar, ambos países debían “celebrar” esa detención. A su llegada a la presidencia, Sheinbaum mantuvo la distancia y ofreció al Embajador comunicación, pero sólo con el titular de la SRE.
Ante este panorama, podría pensarse que las rijosas declaraciones de Salazar fueron el cobro de factura de estos desdenes del anterior y el nuevo Gobierno mexicano, para tranquilidad de México ojalá de eso se tratara.
Lo preocupante es que seguramente se trata de una indicación final desde Washington para dejar clara la idea con que concluye el Gobierno de Biden sobre el Gobierno lópezobradorista, o en el peor de los casos, un favor que le pidió a Salazar, el Gobierno electo de Donald Trump, para llegar y utilizar ese antecedente en la relación bilateral con México.
Por esta razón, por donde se le vea, no es buena noticia que el Gobierno de Sheinbaum terminé con la administración estadounidense que se va, y menos por la alineación del futuro equipo de Trump, en el que aparecen los radicales anti inmigrantes y que buscan catalogar legalmente como terroristas a los narcos mexicanos, como Marco Rubio, en la Secretaría de Estado; Tom Homan, como encargado de las fronteras; y Kristi Noem, como secretaria de Seguridad.
Su mano dura podría sentirse de inmediato en su relación con México, más aún si compran la versión que Sheinbaum es una Presidenta debilitada por un ex presidente que quiere seguir mandando, que se propaló profusamente por el caso CNDH.