Javier Milei y la política de shock
Anarcocapitalista. Ultraconservador. El Trump de la Pampa. Criptofascista. Antiigualitario. Antisistema. Brutalista. Antikeynesiano. Paleolibertarista. Antiderechos. Negacionista climático. Antiabortista. Distópico. Predicador mesiánico. Antiprogresista. Ultraliberal. Apocalíptico. Neopopulista.
La diversidad de calificativos que la prensa, los analistas y los usuarios de redes endilgan a Javier Milei revelan la complejidad no sólo de un hombre sino de la época y la sociedad que lo eligió presidente.
En su libro “¿La rebeldía se volvió de derecha?”, el historiador argentino Pablo Stefanoni recuerda los inicios de Milei:
“Es más de medianoche de un sábado templado en Buenos Aires en el fin del verano de 2019. En el teatro Regina, un clásico del centro porteño, transcurre una curiosa obra. El ‘actor’ es un excéntrico economista que en los últimos años viene ocupando los talk shows televisivos en una cruzada antikeyneasiana nunca vista en la Argentina. Envuelto en una bandera de Gadsden y con música de Una Bandita Indie de La Plata, Javier Milei entra al escenario como el ’último punk’, el ‘único que nos puede salvar del socialismo apocalíptico’”.
Ese showman se convirtió en el Presidente más votado de Argentina en una inesperada y amplia victoria. Más de 14 millones de sufragios le dieron su respaldo para dolarizar la economía, habilitar la libre venta de armas, prohibir el aborto, implementar el plan “motosierra” para recortar el gasto público y pasar de 18 a ocho ministerios; militarizar la seguridad, privatizar empresas públicas, desaparecer el Banco Central, eliminar y reducir impuestos, prohibir el aborto y legalizar el comercio de órganos.
Es un político que sedujo al electorado porque prometió atender los problemas del “fin de mes” con soluciones del “fin del mundo”. Por eso se habla de una “política de shock”: soluciones radicales, antisistema, alejadas de la razón o el sentido común y que capitalizan el disconformismo de la sociedad. Los argentinos no votaron sólo a favor de Milei sino en contra del sistema político, contra el candidato oficialista, contra la inflación récord, contra la clase gobernante y su falta de soluciones, contra las recetas económicas del capitalismo de mercado, contra la inequidad social. Milei sólo aprovechó una crisis global que ha tenido y tendrá eco en más países del mundo democrático.
En una escena de “El Caballero de la Noche”, película de Christopher Nolan, el Joker increpa en el hospital a Harvey Dent, el idealista fiscal de distrito que iba a salvar a Ciudad Gótica pero que acaba convertido en el villano Dos Caras. Ese diálogo decisivo lo empujará a la locura y el mal:
-Introduce un poco de anarquía -lo reconviene el Joker-. Altera el orden establecido y todo se volverá un caos. Soy un agente del caos. ¿Y sabes qué es lo más interesante del caos? Que es justo.
Esa secuencia puede leerse como una escenificación paradójica de las masas que viran hacia personajes como Milei: el anhelo, en el fondo, de un país y una sociedad más justa aunque la vía desesperada para lograrlo sea el caos.
jonathan.lomeli@informador.com.mx