Jalisco de la A a la Z
Jalisco se debatirá entre los extremos del abecedario; uno es Alfaro y el otro Zamora. Uno es de nueva generación, aunque ya no se cuece al primer hervor; el otro es un político maduro, que ha batallado por seguir vigente, y hoy lo está más que nunca en la política nacional. Enrique Alfaro renovó la forma de hacer comunicación política en el Estado; Arturo Zamora se mueve como pez en el agua en la política tradicional. Uno es ingeniero, pragmático, nervioso, siempre tiene prisa y en no pocas ocasiones las ansias le ganan. El otro es abogado, calculador, le gusta manejar los tiempos, moverse siempre con cierta ambigüedad para dejar siempre puertas abiertas. Prueba de ello es que, aunque todo mundo damos por un hecho que será el candidato del PRI en Jalisco, él no ha dicho esta boca es mía.
Podemos seguir enumerando diferencias entre ellos, pero quizá es más importante para entenderlos recordar las coincidencias. Vamos partiendo de que ambos ya fueron alcaldes. Zamora en Zapopan y Alfaro lo es actualmente en Guadalajara. Ambos, curiosamente, tienen una visión de su propia administración por encima de lo que realmente realizaron. Digamos, para decirlo bonito, que ninguno de los dos tiene problemas de autoestima. Si en algo se parecen es que tardan en digerir la crítica, pero cuando la procesan lo hacen con inteligencia. Tanto Zamora como Alfaro tuvieron en Raymundo Gómez Flores un impulsor importante de sus carreras políticas y que les gusta jugar fuera del cuadro.
Alfaro saldrá adelante, al menos eso dicen todas las encuestas, pero será cualquier cosa menos un día de campo: tanto Meade como Anaya saben que los votos de Jalisco pueden hacer la diferencia
Pero quizá lo más interesante es que ambos fueron ya candidatos a la gubernatura y los dos fueron derrotados por márgenes menores a cinco puntos. Tanto Alfaro como Zamora conocen el sabor de la derrota. Podríamos pensar que a Zamora le supo más armaga, pues durante toda la campaña las encuestas lo ponían arriba y en la última semana fue superado por un ambiente anti Peje que, en el 2006 en Jalisco, se tradujo en una ola azul que le dio ventaja a su contrincante, Emilio González Márquez. Alfaro perdió en 2012 en una circunstancia distinta: él fue el candidato sorpresa y lo que le faltó fue tiempo, o haber hecho las alianzas que ahora ya hizo. En cualquier caso, de lo que podemos estar seguros es que, al ser dos candidatos con experiencia, será una campaña de pocos errores y buen nivel de estrategia. Alfaro saldrá adelante, al menos eso dicen todas las encuestas, pero será cualquier cosa menos un día de campo: tanto Meade como Anaya saben que los votos de Jalisco pueden hacer la diferencia y detrás de la austeridad que ambos presumirán, lo que habrá será mucho, pero mucho dinero invertido en estrategias y redes sociales.
Será una campaña intensa de principio a fin, de la A a la Z.