Jaguar de cola larga
Un caso más de presunta corrupción y/o de manejo ilegal de dinero para fines de promoción político electoral estalló el lunes pasado con la divulgación que hizo Televisa en su noticiero estelar de una serie de videos que muestran a tres funcionarios simpatizantes de Morena del Gobierno de Campeche recibiendo fajos de billetes en oficinas públicas en junio de 2021, a menos de cuatro semanas de las elecciones que ganó la actual gobernadora de esa Entidad, Layda Sansores.
Desde luego, las imágenes en las que se ve a Raúl Pozos, ex priista y ahora secretario de Educación del Gobierno de Layda, a la senadora morenista Rocío Abreu, y al actual jefe de la Oficina de la mandataria estatal, Armando Toledo, recordaron episodios similares que involucraron directamente a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como opositor, y más recientemente ya como Presidente. El primero ocurrido haca casi 20 años, cuando en el 2004, uno de sus colaboradores más cercanos, René Bejarano, fue grabado llenando maletas de dinero en las oficinas de Carlos Ahumada, constructor argentino que hacía obra en la Ciudad de México en el Gobierno de AMLO. Y desde luego también los videos que reveló Loret de Mola en los que Pío López Obrador, hermano del Presidente, recibe también dinero de David León, operador político del entonces gobernador de Chiapas, postulado por el Partido Verde, Manuel Velasco. León fue el primer director nacional de Protección Civil de la 4T. Están también los videos que difundió el Gobierno amlista en los que se ve a panistas también recibir dinero, presuntamente proveniente del Gobierno de Enrique Peña Nieto, para aprobar la reforma energética hace casi una década.
La gobernadora y los funcionarios de Campeche involucrados tendrán que explicar mucho más de lo que salieron a decir ayer en el sentido de que no era en esa fecha y que ese dinero era para gestionar programas sociales. Más aún porque en el controvertido programa La Hora del Jaguar, que encabeza semanalmente Layda, ha acusado de corrupción tanto a propios como extraños. Primero fue a su compañero de partido y líder del Senado, Ricardo Monreal, y luego contra su antecesor en el Gobierno de Campeche, Alejandro “Alito” Moreno, ahora líder y diputado federal del PRI, a quien tiene acusado penalmente de peculado.
Este nuevo escándalo, el enésimo que acusa evidentes irregularidades en la actual administración federal, que en ningún caso se han sancionado o que incluso, han sido exonerados como el caso de Pío, vuelve a exhibir a una Fiscalía sin independencia, sometida al Ejecutivo.
Hace también una rasgadura más a la ya muy deshilachada bandera de la erradicación de la corrupción, que sólo existe en el discurso presidencial mañanero.
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