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Isaack de Loza: Haga el favor de no desaparecer

Si hay un fenómeno en nuestra realidad que resulta por demás aterrador es el de la desaparición de personas. El eco de un delito de esta magnitud es tan amplio y brutal que cambia realidades. Transforma y trastoca más allá del núcleo familiar. Cambia a la sociedad entera.

No hay peor dolor que el de la desaparición. Ese es un hecho. Al no saber el paradero de su ser querido, la zozobra y la incertidumbre de los familiares les niega el derecho a un luto. En palabras de quienes han padecido este horror: los mata en vida.

Si tu hija o hijo se va, si tu esposa o esposo no llegan a dormir, si la madre, el padre, el tío, el vecino simplemente dejan de estar, es cuando menos indolente el sugerir que “no se grite” para exigir un trato justo.

Y resulta especialmente desalentador si esa petición de calma llega de la autoridad, del gobernador.

Pero, por disparatado que esto pueda sonar aún en una Entidad tan surrealista como Jalisco, esa es una recomendación que está por escrito.

Seguro no todo el mundo lo sabe, pero en este, que es el Estado con más registros de desaparición en México, existe un manual de información para víctimas de este crimen. Fue aprobado el 21 de mayo de 2019 y contiene “información de utilidad sobre medidas de prevención, autocuidado y redes de seguridad recomendadas por el Gobierno del Estado en conjunto con colectivos de la sociedad civil”.

En su apartado 2, este manual sugiere como primera acción ante sospecha de desaparición que “se guarde la calma para pensar con objetividad”. Porque, claro, eso es lo más natural si un ser querido simplemente deja de estar.

Y así, una vez tranquilo, la otra sugerencia es acudir con toda confianza a los hospitales, centros de detención, albergues o al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. Si no hallas ahí a tu familiar, entonces están la Comisión de Búsqueda de Personas o la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas.

Allí, según está asentado en este manual, las autoridades deben iniciar “de inmediato” el protocolo de búsqueda y la investigación, además de empática, coordinada, sin prejuicios, con un trato respetuoso a la dignidad de la persona, con información compartida desde el primer momento y con la garantía de que las personas que denuncian reciben protección y medidas de ayuda, no debe tener obstrucciones.

Todo lo que los colectivos de familiares de desaparecidos han denunciado que no ocurre.

Es decir, que por un lado se exige respeto al principio básico de calma, pero por otro lado se ignora lo que el mismo manual establece. No grite, no corra, no empuje, pero también espérenos poquito porque al cuerpo de su hijo le faltan dos manos y así no se lo podemos entregar, señora.

Guardar la calma y no gritar: la estrategia del Estado para que el clima de inseguridad y violencia que brota desde Jalisco no manche la aspiración. O en su defecto: aléjese de lugares que le produzcan intranquilidad y, sobre todas las cosas, haga usted el favor de no desaparecer.

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