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Iraq 2003-Venezuela 2019

Hace 16 años, justo por estos días, el Gobierno de Estados Unidos encabezado por el presidente George W. Bush hacía cabildeo global para presionar a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a que autorizara una intervención a Iraq.

Los terribles sucesos del 11 de septiembre de 2001 estaban frescos y según Estados Unidos, el Gobierno iraquí de Sadam Hussein mantenía vínculos con Al Qaeda y tenía armas de destrucción masiva que amenazan a sus aliados en Medio Oriente y Europa.

Aunque nunca se probaron esas acusaciones, se utilizaron como justificación para invadir Iraq el 20 de marzo de 2003 con una serie de misiles Tomahawk lanzados desde buques y submarinos. A pesar de que se declaraba uno de los ejércitos más preparados del mundo, las Fuerzas Armadas iraquíes fueron derrotadas rápidamente por Estados Unidos y las fuerzas de la coalición. El 1 de mayo de ese mismo año, George W. Bush declaró el fin de las principales operaciones militares.

Pero en Iraq lo difícil no fue vencer a las fuerzas de Hussein, sino a la resistencia nacionalista y luego las fuerzas irregulares vinculadas al extremismo islámico. La invasión a Iraq por parte de Estados Unidos y fuerzas aliadas tuvo dos picos de intensidad y, por tanto, de bajas: la primera de junio de 2006 a mediados de 2017 con bajas civiles de más de 26 mil personas cada año; el otro pico en 2014 y 2015 con más de 38 mil bajas civiles (cifras según el sitio: https://www.iraqbodycount.org).

La invasión a Iraq, además de ser ilegal, fue un desastre civil. Ha dejado entre 183 mil y 205 mil civiles muertos y decenas de miles de las Fuerzas Armadas. El país se destrozó tanto entre las nacionalidades que lo conforman, como en sus infraestructuras de servicios públicos.

Todo esto viene a cuento porque ahora Estados Unidos está desplegando una hoja de ruta semejante para Venezuela, para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro y con ello eliminar al chavismo como la fuerza hegemónica del país Sudamericano.

Como hicieron en Iraq, Estados Unidos despliega contra Venezuela maniobras semejantes. En 2002 intentaron un golpe de Estado que fracasó; desde entonces se apoya abierta e ilegalmente a la oposición venezolana; se impone cerco comercial y se alienta a que la oposición de derecha derroque a un régimen legalmente constituido. Ahora la estrategia de intervención se intensificó luego de que Juan Guaidó, miembro de la Asamblea Nacional, se proclamó presidente y fue reconocido de inmediato por Estados Unidos y varios países más.

La “ayuda humanitaria” es el pretexto o la justificación para la intervención de una fuerza multinacional claramente encabezada por Estados Unidos. La crisis interna en Venezuela no se puede negar, ni la falta de alimentos o medicamentos o la severa crisis económica.

Pero una intervención de Estados Unidos no solucionará sino empeorará las cosas. Para empezar, ni Estados Unidos ni nadie debe tener el derecho de intervenir en un país. Y menos para saquear sus recursos petroleros, minerales, biodiversidad, agua y gas que los gringos quieren de Venezuela.

No debemos dejar que ahora en 2019 se repita en Venezuela la crisis humanitaria que dejó la intervención de Estados Unidos en Iraq en 2003. Una intervención dejaría más muerte, destrucción y un país desgarrado internamente, pero controlado desde la potencia del Norte. Esto no debe ser permitido.

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