Ideas

¿Inundaciones a mí?

Es súper fácil. Mira: tú cree en mí. Déjate convencer que yo soy el futuro y no me compares con los de antes, porque ya sabemos que no sirven.

Ármate un grupo y esparce la voz. Diles que yo sí cumplo. Haz que cada uno de sus integrantes integre su propia tribu y repita la fórmula. Y luego que cada uno de ell… ¿ya me entendiste? ¡Ándale! Así te voy a sacar del hoyo.

¿Mentirte? ¡Jamás! Con el poder que me den tú y los tuyos podré hacer lo que quieras. Te voy a quitar la inundación y la sequía al mismo tiempo. Va a haber agua sólo cuando tú quieras y en las cantidades y temperaturas que decidas.

Ya sé, ya sé. Te lo han dicho tantas veces que ya no crees. Sé que hay quienes nomás vienen en campaña y se olvidan de ti en cuanto levantan la mano y dizque juran cumplir y hacer cumplir la ley.

Pero yo no. Yo sí soy distinto a los que dijeron que eran distintos de los que eran distintos.

Yo cambié a mi pueblito y le di la vuelta. Sí lo conoces, ¿no? Era el patio trasero y lo convertí en el referente de la ciudad. Estoy seguro de que, algún día, una de sus calles con menos baches llevará mi nombre.

Por eso es que vengo a pedirte una nueva oportunidad. Déjate ayudar. ¿Qué necesitas para que esa bella cruz se estampe en mi nombre y en los de todos los de mi partido?

Es que, si tú nos apoyas en bloque, el mundo será nuestro. Sí: o sea, de ustedes los ciudadanos y de nuestro partido. Ajá: compartido. No creas que nuestro-nuestro. ¿Pues qué clase de PRI crees que somos?

Busca entre tus contactos, anda. Junta a todos los que tengan su credencial de elector en casita y ponlos a apoyar este proyecto que, ahora sí, me cae si no, va a transformar tu realidad.

Porque eso somos: transformadores.

Una vez que tú y los tuyos nos lleven arriba, mirar abajo y resolver será tan sencillo que no te la vas a creer. ¿Más y mejores escuelas cerca de tu casa? Dame un año. ¿Seguridad pública efectiva? Seis meses. ¿Agua clara y potable? Le echamos clorito y, cinco minutos después, de manantial.

Sólo yo puedo con lo que los otros no han querido. Yo sí te escucho porque, como tú, vengo desde abajo. Yo vendía birotes en la Central. No me crees, ¿verdad? Pues fíjate que yo estudié en prepa pública. Acá hay humildad, rey.

¿Inundaciones a mí? Tú dame chanza. Ya sé que ahorita lo que te preocupa es que se te llena de agua la casita. Por lo pronto sube tus cosas al segundo o tercer piso cuando se esté nubland… ¿cómo que no tienes?

A ver, tráiganme a la de ya una despensa, gorras y paraguas con mi nombre para entregarlas a esta pobre familia. Pero las buenas, de las que van a durar tres elecciones más.

Ustedes no se me preocupen. Acá estamos completamente preparados para resolver ese problema histórico que yo mismo prometí resolver, y que por obra de aquellos que quieren que nos vaya mal no se ha logrado.

Así como mi nombre es Candidato Genérico X, me comprometo públicamente, aquí ante mis agencias de publicidad, a que después de que nos demuestres tu compromiso con el partido podamos, por fin, resolver ese problema histórico que tanto ha causado problemas y pérdida de muebles.

“ConmigDIGO”, con todo el equipo que está aquí al frente pidiéndote un poco de amor en forma de votos, tus impuestos van a estar bien gastados. No sólo te voy a quitar las penas de sacar agua con baldes de tu casa en cada lluviecita, sino que te voy a poner de los parques más bellos de todo México.

Ajá: aquí al ladito, para que veas cuánto te quiero, Potencial Votante Genérico X.

Porque, como siempre lo he dicho yo antes que nadie más: las obras que valen la pena siempre son difíciles, pero el cargo dura lo que el pueblo quiere y la vergüenza de hacer mal tu trabajo cuando ustedes nos tienen la confianza para hacerlo… esa… esa dura toda la vida.

Los eventos narrados en esta columna son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Temas

Sigue navegando