Interrogante y dobles mensajes de la gira
El lunes pasado el presidente López Obrador -durante la mañanera- confirmó su gira por Centroamérica y el Caribe -que ayer concluyó- y confirmó quienes lo estarían acompañando. Por supuesto, el canciller Marcelo Ebrard y los secretarios de la Defensa y Marina, Luis Crescencio Sandoval González y José Rafael Ojeda Duran respectivamente. Y surge inmediatamente la interrogante, cuando la intención de la gira es promover el empleo y buscar más prosperidad en esos países para atender las causas que provocan la expulsión de migrantes, cual es el motivo de la presencia de los militares de más alto rango al lado del presidente. Y también uno se pregunta, cuál es el mensaje que se envía a Estados Unidos, cuando en el preámbulo de la Cumbre de las Américas -a celebrarse el mes próximo en Los Ángeles- se visita a El Salvador y Cuba, que son dos naciones que no están en la lista de invitados por Washington.
Uno se imaginaría que en un viaje de esta naturaleza, donde la temática gira alrededor de la planeación, coordinación, evaluación de acciones en materia de desarrollo y la migración, se obliga a llevar a los secretarios de Desarrollo Social, de Bienestar, del Trabajo, del Instituto de Migración y algún subsecretario de Gobernación, pero no a los mandos máximos del ejército y la marina.
La inclusión de los "mandamases" militares hace volar la imaginación y enviar un mensaje subliminal que pudiera tener dos explicaciones. La primera, que los lleva para demostrar que gobierna con el respaldo de un formato civil-militar, y la segunda que pudiera de ser de "precaución", en el sentido de que si los deja en el país, quien sabe si ya no pueda regresar, teniendo como antecedente lo que ha sucedido en el pasado con algunas naciones latinoamericanas donde los militares han asumido el poder, muy a pesar de que existía una liga muy fuerte con el poder en funciones. ¿Qué hay detrás de esa decisión?, sólo López Obrador lo sabe. El otro mensaje o la otra incógnita, es saber si López Obrador fue a centroamérica con un algún ‘recado’ enviado desde la Casa Blanca o sus visitas relámpagos a estos países -alguna de ellas de cinco horas-, más que buscar promover su programas sociales fue con la intención enviar señales de nuestra ‘independencia y soberanía’ a Washington -sobre todo con las visitas a El Salvador y Cuba- a manera de reto cuando estamos en la antesala de la Cumbre de las Américas, a la que esas naciones no han sido invitadas.
En centroamérica López Obrador ‘tendió’ la mano y desde allí aprovechó para criticar a la administración Biden de no enviar los 4,000 millones de dólares que prometió como apoyo para tratar de disminuir el flujo de migrantes, cuando ese presupuesto no está a la disposición de la oficina Oval, es parte de la propuesta presidencial de Reforma Migratoria, que está en el Congreso norteamericano, pero que ni siquiera ha sido programada para su discusión. Y eso lo sabe nuestro presidente.
Todo parece indicar que en todo esto hay interrogantes -con la presencia militar en la gira- y un doble discurso de López Obrador en la visita a los países visitados. Por una parte pregonar la soberanía latinoamericana y criticar a la potencia del norte y por otro mostrar "buena cara’" o "subordinación" a Washington.
El hombre de Palacio mueve sus fichas, quedando -aparentemente- bien de los dos lados. ¿Usted, qué opina?
daniel.rodriguez@dbhuib.net