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Inflan otra vez calificación de 8.1 al transporte público

Otra vez la Encuesta de Satisfacción a Usuarios del Transporte Público en el AMG 2024 del Gobierno de Jalisco tiene un sesgo metodológico que explica la inverosímil calificación en el servicio de 8.1 sobre diez.  

El sesgo consiste en aplicar más encuestas en los servicios históricamente mejor evaluados como el Tren Ligero y el nuevo Peribús, así como sus alimentadoras. Y menos encuestas en las rutas tradicionales con más deficiencias y que mueven a la mayor cantidad de pasajeros. 

Las rutas convencionales trasladan al 66% de los pasajeros, esto es 1.6 millones al día, pero ahí sólo aplicaron el 28% de las encuestas a usuarios. Caso contrario, en el Tren Ligero, Peribús, Macrobús y alimentadoras, que mueven al 32% de los pasajeros, aplicaron 58% de las encuestas.     

Esto es tan ilógico como querer conocer la calidad de vida de los habitantes de la metrópoli y encuestar principalmente a las colonias con alto poder adquisitivo marginando aquellas con mayor rezago.  

Por ejemplo, a la pregunta: “¿Ha sido víctima de maltrato por parte de algún conductor o conductora por parte de esta unidad?”, es improbable que los usuarios del Tren Ligero respondan que sí.    

La encuesta de este 2024 licitada por el Imeplan fue elaborada por Polymetrix. Sin embargo, en las bases del concurso el organismo condiciona que “la distribución del número de encuestas por ruta se determinará de manera conjunta entre La Consultora y el Imeplan”. 

Ocurrió lo mismo en la encuesta de 2023, elaborada por Kaliope y en donde la evaluación del servicio fue de 8. En las bases de aquella licitación, el Imeplan determinó el número y proporción de encuestas con la misma lógica. 

El truco consiste en sobremuestrear los estratos mejor calificados y submuestrear aquellos con más deficiencias. Así lo publiqué hace un año en mis columnas: “Cucharean encuesta sobre calidad del transporte” y “Más dudas sobre la encuesta de transporte”. 

En ambos ejercicios hay una ponderación para balancear ese desequilibrio, pero según especialistas es insuficiente. Tampoco se especifican los criterios de selección de horarios, lugares y rutas que bien pueden elegirse a conveniencia. 

No es lo mismo el Peribús un lunes a las 7 de la mañana que el miércoles a mediodía. Ni tampoco Santa Fe en Tlajomulco que Arcos de Zapopan. Todo esto se refleja en indicadores tendenciosos: tiempos de traslado, espera, cercanía de las paradas, entre otros.  

El Gobierno sostiene que pasamos de una calificación de 5.6 en el sexenio anterior a 8.1. Pero la anterior administración respetaba la proporción de encuestas según los pasajeros que movilizaba cada modalidad (en 2018 aplicaron 76% de los cuestionarios en rutas convencionales).

Sin duda mejoró el servicio del transporte público, pero la transformación radical de la que habla el Gobierno aún está lejos. Las críticas e incredulidad de usuarios en redes sociales y programas de radio deberían alertarlos. 

Lo que definitivamente mejoró mucho en esta gestión es la capacidad para maquillar cifras. A tal grado que hasta alteran el eje de las Y en las gráficas para acentuar visualmente las mejoras…  

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