Ideas

Industria en crisis

A los políticos les encanta imponer cosas. La gran mayoría de las veces son ocurrencias y no, esto no es un privilegio de México, ni de América Latina, es global. Muchas de las reglas impuestas a la industria automotriz van en contra de lo que quiere el mercado o, peor, buscan acelerar el avance tecnológico, lo que en teoría no está mal, a menos que lo hagan sin tomar en cuenta que ese avance sea o no posible. Debido a esas ocurrencias, la industria automotriz global está en crisis, al menos la mayoría de las marcas lo están. Y ni siquiera China está a salvo.

Europa es particularmente creativa para imponer ocurrencias, casi siempre con el pretexto de la ecología. En los años 90 impusieron el diesel como alternativa. Como el consumo de los vehículos diesel es menor, el argumento era de que esto hacía que se emitieran menos gases que contribuían al “efecto invernadero”. Pero llegó el “dieselgate” en 2015 y el combustible que iba a salvar la capa de ozono se volvió villano. Entonces decidieron que la nueva salvación de la Tierra eran los autos eléctricos.

El detalle es que, para producirlos, los fabricantes necesitaban mucho dinero en desarrollo de las plataformas, de los vehículos y de sus fábricas. Los precios de los autos fueron aumentando. Para rematarlo llegó la pandemia. La industria se llenó de pánico, canceló pedidos a los fabricantes de microchips y cuando volvió a hacer esos pedidos, la industria electrónica ya los había acaparado. Vino la escasez y nueva presión de precios hacia arriba. Por si faltaba algo, los gobiernos empujaban hacia los autos eléctricos, que necesitan más microchips que los de combustión interna.

China se volcó hacía los eléctricos. Los produjo como todo lo que hace, a gran escala. Desarrolló tecnologías, especialmente de baterías. Instaló 3.2 millones de cargadores e hizo lo que ningún otro país ha logrado: vender eléctricos de bajo precio. Pese a esto, solo BYD y Li Auto ganan dinero en China hoy en día. Todas las demás están sufriendo los costos de la transformación hacia la electricidad y la baja aceptación, principalmente fuera de China, de los vehículos eléctricos.

Aranceles e inflación

Con los chinos prefiriendo comprar los autos locales sobre los extranjeros, las crisis para éstos no tardaron en llegar. Volkswagen está amenazando con cerrar al menos tres plantas en Alemania y los trabajadores ya empezaron a hacer huelgas esta semana. Por ahora han sido paros de horas, dos menos por turno, pero podría ser más grave pronto.

Nissan tampoco anda muy bien y se habló de un despido masivo de hasta nueve mil trabajadores. Luego, el diario británico Financial Times publicó una declaración, supuestamente hecha por un alto directivo, de que la empresa está operando en “modo crisis” y tendría entre 12 y 14 meses para salvarse.

Stellantis presionó a su CEO, Carlos Tavares, de tal manera, que éste terminó renunciando el domingo primero de diciembre. El problema mayor del conglomerado de 14 marcas, aunque no el único, es Estados Unidos, donde los inventarios se acumulan y la empresa no logra contener los costos para poner productos a precios competitivos en el mercado.

Como si todo esto fuera poco, Donald Trump amenaza con poner 25% de arancel a los productos importados por su país desde Canadá y México y 20% más a los que lleguen de Europa, lo que aumentaría aún más la inflación general, no sólo automotriz. La utilidad de empresas europeas y estadounidenses podría caer hasta 17%, en caso de que esto se confirme. Como siempre, algunas empresas la librarán mejor que otras ya que, claro, ninguna puede darse al lujo de subir 25% el precio de sus productos. Según Standard & Poors, las más vulnerables son GM, Volvo, Jaguar, Land Rover y Stellantis, que perderían más de 20% de su utilidad antes de impuestos. VW y Toyota perderían entre 10 y 20%, mientras Ford, Hyundai-Kia, Mercedes-Benz y BMW, perderían 10% o menos.

Algunas que tienen fábricas en EUA, podrían transferir de México hacia allá la producción de algunos modelos, pero hacerlo no es barato.

No es un buen momento para la industria automotriz global, pero el mercado puede que se encargue de arreglar las cosas. Las bajas ventas de eléctricos ya están mostrando a todos que no va por ahí el asunto, al menos no tan rápido. Y con relación a Trump, sabemos que con frecuencia su boca es mayor que sus acciones. Esperemos que sea el caso.

oliveiraserg@gmail.com

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