Ideas

Indigestión de sonoridades

¿Qué pensar...? Por una parte, a la entrada, con Mahler y Bruckner en el programa para el cuarto concierto de la Primera Temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), hubo sala casi llena -de jóvenes principalmente- la noche del jueves en el Teatro Degollado. ¿Indicios de que Mahler y Bruckner son imanes de taquilla en Guadalajara?... Por la otra, José Luis Castillo, director artístico del ensamble, se vio obligado a interrumpir y repetir los primeros compases del cuarto movimiento de la Quinta Sinfonía de Bruckner que cerró la velada, por el ruido que hicieron algunos espectadores que en ese momento abandonaron la sala. Además, a la postre menudearon los comentarios, no precisamente amables, en el sentido de que tanto la obra referida como la velada estuvieron “muy largas”.

Mahler y Bruckner, por supuesto, tienen seguidores en Guadalajara. Sin embargo, sería aventurado decir que son legiones. Es probable que ambos compositores aún estén en el limbo; que el juicio definitivo de la historia acerca de ellos aún esté pendiente. Se reconoce la grandeza de sus partituras, pero ninguno ha conseguido aún la unanimidad necesaria para llegar al olimpo de los músicos consagrados.

En las Canciones de los Niños Muertos (Kindertotenlieder) con que Mahler musicalizó los versos de Friedrich Rückert, el joven barítono mexicano Carlos López dejó constancia de sus aptitudes vocales: buen timbre y sensibilidad interpretativa. Transmitió, ciertamente, los sentimientos de dolor y de esperanza que conviven en los cinco lieder. La orquestación fue pulcra. Habría sido mejor, sin embargo, si el auditorio hubiera tenido acceso a los textos mediante las pantallas que se utilizan para las funciones de ópera, por ejemplo. Hubo cálidas ovaciones para solista y orquesta, aunque pedir un encore habría sido un abuso.

La Quinta Sinfonía de Bruckner con que se cerró el programa, es larga, ciertamente: 80 minutos, para ser exactos. Sin embargo, a diferencia de la Novena (“Coral”) de Beethoven o la Novena (“La Grande”) de Schubert que dejan una sensación de plenitud en el común de los oyentes, la de Bruckner resulta pesada y hasta indigesta -indicios de ello, los detalles señalados líneas arriba-, sin que dejen de admirarse sus espectaculares sonoridades cuasiwagnerianas o los contrapuntos y alternancias entre motivos entre metales y cuerdas.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, en la misma sala, a partir de las 12:30 horas.

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