In Memoriam Charolastra
Irreverente y disruptivo. Chocante para muchos, así era Jorge Vergara.
En 2002, cuando gracias al noticiario Hechos del 7 con Lily Téllez éramos medio famosillos a nivel nacional (y públicamente aficionado Chiva), fuimos al estadio de CU en la CDMX y ese día, triste y doloroso, los Pumas les metieron siete goles a nuestras queridas Chivas.
Veníamos de meses en que el equipo había sido desvalijado por la directiva y dábamos pena.
Con lágrimas en los ojos una señora se nos acercó:
- Señor Latapí, por favor… Haga algo… esto no puede ser.
Quedé marcado.
Había el rumor de que un empresario tapatío, prácticamente desconocido por nosotros, hablaba de comprar el equipo.
Lo invitamos al noticiario y según recuerdo fue la primera vez que Jorge Vergara era entrevistado a nivel nacional en la televisión. Ahí, nos vendió la idea de que, a pesar de todas las trabas, las tradiciones y las reservas, él podía comprar Chivas.
Y finalmente lo hizo.
Nos hicimos amigos.
Desde entonces en múltiples ocasiones platicamos sobre nuestra pasión por Chivas, siempre compartiendo ilusiones, sueños y proyectos sobre el equipo. Era un privilegio soñar con Jorge Vergara.
David Medrano, que alguna vez nos escuchó, decía que vivíamos en otro mundo, el de los castillos en el aire.
Junto con el que era el brazo derecho de Jorge, nuestro buen amigo Juan José Frangie, elaboramos proyectos concretos: abrir una Embajada Chiva en CDMX (¡Es el único equipo con condiciones para hacerlo!) y estructurar la Fundación Chivas, en beneficio de la educación de los niños con talento, pero más necesitados.
Cuando Chivas fue Campeón en Toluca, tuve el privilegio de ser un invitado al partido de ida y al de vuelta, y sentado a su lado compartí la fortuna de ver la celebración del Bofo Bautista al anotar el gol que le daba al rebaño el campeonato.
Qué días.
Nos seguíamos viendo, platicando, a pesar de que su entorno empezaba a cambiar.
En alguna ocasión incluso coqueteamos con la idea de trabajar juntos en Chivas, algo muy seductor, pero zapatero a tus zapatos, lo mío es el periodismo, o por lo menos a eso aspiro.
Y siempre reconocí, y se lo dije, que detrás de su estilo tan chocante, había un hombre con un código muy claro (en ocasiones extremo) sobre temas de salud, educación, negocios, ideología, filosofía y futbol.
Algo muy parecido a lo que tenían los famosos “Charolastras” en la película “Y tu Mamá También”.
Después, bueno… después apareció Angélica.
Pero esa es otra historia.
Un abrazo y siempre mi agradecimiento querido Jorge.