Hito en la música
A finales de julio, al dirigir a la Orquesta del Festival de Bayreuth en la representación de la ópera “El Holandés Volador”, de Wagner, Oxsana Lyniv se convirtió en la primera mujer en ocupar el podium en ese prestigioso evento.
El acontecimiento subraya el fenómeno de la creciente presencia de mujeres al frente de orquestas importantes. Botones de muestra, Nathalie Stutzmann -renombrada contralto, además-, Susanna Malkki, la mexicana Alondra de la Parra, Ruth Reinhardt y Han na Chang, entre otras.
Las videograbaciones de grandes orquestas, todavía hasta hace medio siglo, solo excepcionalmente registraban la presencia de mujeres en los atriles; si acaso, en el arpa y muy ocasionalmente en las flautas. Desde que Claudio Abaddo relevó a Herbert von Karajan al frente de la Filarmónica de Berlín, la presencia femenina fue al alza. A la fecha, esa presencia en las orquestas ya es una regla y hasta un plus, sin detrimento -obviamente- de la calidad intrínseca de las interpretaciones.
Ni son ni pretenden ser exhaustivos, pero en cuantas antologías existen sobre el mundo de la música, hay muchas mujeres intérpretes: las sopranos y mezzosopranos en la ópera, desde luego, y las muchísimas excelentes pianistas y violinistas -sobre todo-, y algunas flautistas, trompetistas y trombonistas, merecen párrafos y aun capítulos sobresalientes.
No ocurre lo mismo, sin embargo, en los rubros de la composición y la dirección. En el primero, entre los consagrados, solo aparece Clara Schumann. Entre “Los Mil Grandes de la Música” de la Enciclopedia Biográfica Universal (Ed. Promexa, 1982), solo figuran doce mujeres: Violet Archer, Nadia Boulanger, Cecile Chaminade, Vivian Fine, Betsy Jolas, Elizabeth Lutyens, Thea Musgrave, Barbara Pentland, Julkia Smith, Etlel Mary Smyth, Louise Talma y Galina Ivanova Ustvol’skaia.
El hito de Oxsana Lyniv -quien dirigió a la Sinfónica de Düsseldorf en el Concierto de Año Nuevo 2021 y de quien hay estupendas versiones de obras de Beethoven, Mozart, Schumann y Tchaikowsky en YouTube- no ha estado exento de críticas feroces; verbigracia, alguna que habla de “otra mala directora a la que el ‘managing system’ trata de promover basada solo en el hecho de que es mujer y no una buena directora; hay demasiadas malas directoras, y las adiencias sordas y ciegas son fácilmente manipulables por las políticas de mercadotecnia”.
El tiempo -“supremo juez, lo llamó Paul Dukas-, como siempre, dirá la última palabra.
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