Ideas

Hígados gays

El día de ayer se dio a conocer la relevante noticia de que uno de los grandes ídolos de la farándula mexicana, el señor Vicente Fernández declaró que no quería arriesgarse a recibir un hígado donado por algún homosexual. Al efecto dijo “...yo no me voy a dormir con mi mujer con el hígado de otro güey, este, ni sé si era homosexual o drogadicto no, no, no...”.

Al efecto debemos apuntar antes que nada que es una declaración que no importa en lo absoluto, pero como todas las cosas que no importan en absoluto, resulta por lo menos entretenido hablar de ella y diseccionar cada uno de sus elementos para, después de un sesudo análisis, llegar a la nada.

En primer lugar podemos señalar que quizá don Vicente cuando consideraba el trasplante no entendió que no se le metía al cuerpo otra persona. Así, quizá el oriundo de Huentitán temió que le fueran a pasar el hígado del divo de Juárez y, sin verlo venir, poco a poco acabara organizando unas ideas de miedo al Caudillos.

Ahora bien, suponiendo sin conceder que sí fuera gay – ya no digamos el donante, sino el propio hígado – habría que pensar en qué actitudes podría tomar para con el famoso cantante, y es que no es cosa menor imaginar que al hígado le parezca as–que–ro–so que cada que cante en un palenque ande tome y tome coñac como un salvaje. Así, si Vicente le avienta aguardiente a lo menso, es más que natural que el hígado gay se vengue y le haga arrojar una piedra por la uretra hasta que se ponga en paz y pida una Piña Colada con dos popotes retorcidos.

Otra actitud que podría tomar el hígado gay es apropiarse de su esposa. Por ello, la preocupación de don Vicente era acostarse con su mujer con un hígado de homosexual, esto en clara muestra de que el hígado y su vieja se pudieron haber convertido en BFF y jugar a las pijamadas, darse de almohadazos y pintarse las uñas mientras preparaban al día siguiente una ida de compras y una tarde de SPA divina.

Además, el bastardo del hígado gay podría bien a bien variar su humor de la nada y, por joder, darle un tono amarillo cuando Vicente no lo lleve a unas vacaciones como él merece.

Igualmente, el maldito hígado gay podría sonsacar al resto de órganos que andan ahí entre las vísceras, haciendo que el páncreas en lugar de regular el azúcar se dedicara a la producción de brillantina.

En fin, ante escenarios tan adversos como el tener un hígado gay, hizo bien el súper símbolo del machismo mexicano en rechazar la posibilidad de vivir unos años más.

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