Gustavo de Hoyos, la “corcholata” neofascista
¿Quién es Gustavo de Hoyos Walther? Empresario norteño de Mexicali, Baja California. Presidente de la Coparmex de 2016 a 2020. Testaferro fundador del movimiento Sí por México que derivó en la alianza Va por México del PRI-PAN-PRD. Y a partir de esta semana aspirante a la Presidencia de la República en 2024.
Su principal legado en política: fungir como el rostro visible de la clase empresarial, de la mano de Claudio X. González, para configurar la alianza Va por México. De hecho, ambos renegociaron la coalición cuando a finales del año se fracturó ante la traición del PRI tras aprobar la reforma de AMLO sobre la permanencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública hasta 2028.
La apuesta de De Hoyos por la Presidencia es más o menos clara. En medio de la polarización política del país, hay un sector del electorado que no se identifica ni con Morena ni con la alianza opositora. En naciones como Brasil o Estados Unidos, la ultraderecha se ha constituido como la alternativa para ese sector con potencial de crecimiento ante el hartazgo que ha generado la clase política tradicional.
De hecho, los especialistas hablan del peligroso viraje al populismo de ultraderecha en las democracias actuales cuando los polos tradicionales de la política decepcionan.
Por eso el discurso de De Hoyos es artificial: claramente de probeta, tan repetitivo como una receta y pensado para un elector específico: el que no está ni con Morena ni con la oposición, pero está hasta la madre. De Hoyos representa (o debería decir escenifica) el pulso trumpiano y bolsonariano de la ultraderecha: pena de muerte, detenciones masivas ilegales de delincuentes como en El Salvador, antipolítica y discurso estrafalario salpimentado de palabrejas cuidadamente altisonantes.
¿Alguien imagina que De Hoyos -más que empresario, un empleado de empresarios- lanzaría su candidatura presidencial sin la aprobación de Claudio X. González? La apuesta de Gustavo junto con Claudio y la oposición consiste en seducir con ese discurso al sector dudoso de la población que porta una coraza resistente ante cualquier resonancia del PRIAN, y que ante la falta de alternativas, podría votar por Morena.
El objetivo sería neutralizar esos votos con el discurso neofascista y así ganar unos puntitos, pocos o muchos, para beneficio de la verdadera “corcholata” de Va Por México frente al candidato oficialista en 2024.
Siguen sin entender que la fuerza de Morena pese al desastre y las mentiras del Presidente en la conducción del país sólo es posible gracias al desastre que son como oposición.
El “mérito” (así entrecomillado) de Trump o Bolsonaro, si se me permite esta expresión, radica en que al menos su neofascismo ultraconservador era auténtico: creían en el terraplanismo de la política. De Hoyos, en cambio, es sólo un figurín instrumental de la oposición para sacudir al electorado por la vía del engaño y la exageración.
José Fouché, el “genio tenebroso” y ministro de Policía de Napoleón Bonaparte, expresó esta frase famosa al referirse al fusilamiento de Luis Antonio Enrique de Borbón-Condé: “Ha sido peor que un crimen, ha sido un error”.
Un poco peor que ser neofascista es sólo aparentarlo por estrategia política.
jonathan.lomelí@informador.com.mx