Guía urgente para los nuevos tiempos
“Si no le gusta que se le queden viendo que no use escotes”. “Estas modas en las que no se sabe cómo decirles: compañeres, alumnes”. “Las mujeres no hablan así”. “Usted es un hombre, no hable como mujer”. “Mija, acérquese, que no muerdo”. “Las mujeres que se manifiestan son unas feminazis”. “Las mujeres que rompen cristales son unas marimachas”. “La bisexualidad no existe, es una confusión”. “Si no le gusta que la vean para qué anda subiendo fotos a sus redes”. “Ese vestido se te ve muy bien”.
Estas expresiones las dijeron alumnos y profesores de la Universidad de Guadalajara. Integran la nueva “Guía práctica para ejercer una docencia igualitaria, respetuosa y sin discriminación” que lanzó la Universidad.
La guía traspasa el ámbito escolar. También se puede leer como un manual práctico para repensar y comprender los nuevos tiempos en donde la violencia machista, el sexismo y la intolerancia a las diversidades ya no son invitados de honor, sino de “horror”.
El lenguaje moldea realidades y patrocina conductas basadas en estereotipos, prejuicios y desigualdades de género invisibles porque las naturalizamos.
La guía, abundante en ejemplos situacionales, es más práctica que teórica. Explica el sexismo -la creencia errónea de que el hombre es superior a la mujer- expresado en bromas, chistes o comentarios con connotación sexual. Descalificar a una mujer por su sexo o equiparar a un hombre con lo femenino para degradarlo configuran esta actitud: “Nuestro compañero no habla fuerte, no parece hombre”.
Las discriminación contra la diversidad se refleja en expresiones como: “Le recomiendo que vista bien y así evitamos confusiones” o “Lo respeto y todo, pero no me puedes decir que es natural”.
El bestiario de frases incluye aquellas que violentan a las mujeres o las culpan por la violencia que viven. Muchas de estas sentencias forman parte del repertorio ordinario en cualquier oficina o familia. La guía desaconseja los diminutivos, dirigirse a hombres y mujeres con matices de voz diferentes y acercarse más de la cuenta, sin respetar el espacio personal de la fémina.
“Claro, eso se buscan por usar ropa provocativa”. “Les gusta que las maltraten, ya se le ha dicho que lo deje”. “Si no le gusta que le digan piropos, que use las faldas más largas”. “Primero que hable Roberto y después la niña/señorita”.
Los comentarios con connotación sexual sobre la apariencia, vestimenta o aspecto físico resultan intimidatorios o desagradables: “Qué bonita te ves hoy”. “Ese vestido se te ve muy bien”.
Finalmente la guía aborda cuatro conceptos anglosajones.
Mansplaining (macho-explicación): se refleja en frases como “Déjame explicarte” o “Jorge, corrige a tu compañera”, en donde el hombre cuestiona a la mujer y la “ilumina” con su conocimiento.
Manterrupting (interrupción): interrumpir a una mujer cuando explica algo: “No, no, eso que dices no es así”.
Gaslighting (abuso emocional): hacerle creer a una mujer, sutilmente, que su opinión carece de sentido o está fuera de lugar.
Bropiating (violencia intelectual): cuando una mujer tiene una idea, la aplican y un hombre se lleva el crédito.
Hay dos maneras de afrontar esta nueva cultura de la igualdad y la diversidad. Darle la bienvenida y tratar de entenderla o esperar a que un día nos alcance y aleccione mientras creemos que aquí no pasa nada.
jonathan.lomeli@informador.com.mx