Guarda Nacional, paso #2 del “Plan C”
Si ayer mencioné aquí la buena señal que envió la virtual Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, con la selección inicial de seis buenos perfiles para su próximo gabinete, este campanazo quedará eclipsado y se volverá a hablar del dominio de su mentor político Andrés Manuel López Obrador en su agenda temática, con la afirmación que soltó el domingo de que la Guardia Nacional pasará en octubre a ser parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Este anuncio no es otra cosa que el paso dos del llamado “Plan C”, como llamaron al paquete de 18 reformas constitucionales que envió el Presidente el pasado 5 de febrero a la Cámara de Diputados, y que se echará a andar a partir del primero de septiembre que se instale la nueva Legislatura federal en la que Morena y aliados tienen la mayoría calificada.
Si durante las primeras tres semanas luego de la jornada electoral del pasado 2 de junio el tema que dominó fue la reforma al Poder Judicial que se incluye en este conjunto de iniciativas y que la futura presidenta ya respaldó, antier destapó el tema de la reforma para que la Guardia Nacional pase a la Sedena que también se incluye en el “Plan C”, y que seguramente acaparará también la discusión pública.
Aquí habrá que recordar que cuando nació esta nueva corporación policial en julio de 2019, pasado el primer semestre del gobierno de la 4T, el propio López Obrador ya había cambiado de opinión y de inicialmente plantear que tendría un mando civil, presionó para que desde su nacimiento tuviera un mando militar, argumentando que solo la Sedena podía profesionalizar y consolidar a la GN blindándola de la infiltración delincuencial del crimen organizado.
Pese a la petición presidencial, la votación unánime de los 128 senadores y senadoras fue para crear una Guardia Nacional con mando civil. No se trató de una concesión del mayoritario partido Morena y sus aliados, sino el resultado de una intensa negociación política de una Oposición que jugo plena y dignamente su papel, al hacer suyas las críticas de académicos y expertos en derechos humanos, así como de organizaciones de la sociedad civil, de los riesgos que implicaba que la Guardia Nacional quedará en manos del Ejército.
López Obrador no se dio por vencido y envió al Poder Legislativo una iniciativa para modificar los artículos constitucionales que impedían la adscripción de la GN a la Sedena, otorgándole el mando administrativo y operativo de esa corporación federal. Sin embargo, el 23 de septiembre del año pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), cuando todavía la presidía Arturo Zaldívar, hoy morenista confeso, declaró inválida esa reforma.
Viene ahora el tercer intento de AMLO por militarizar la Guardia Nacional, que encargó a su discípula y que ella aceptó sin chistar, pese a que desde la izquierda a la que dice pertenecer, siempre estuvieron en contra de una decisión como esta.
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